Nervios en el PSOE

Tras el terremoto Sánchez, el duelo ha cubierto la fase negación y se adentra en la aceptación de la realidad

Susana Díaz lo repitió muchas veces, con esa sonrisa contenida que invitaba a no creerla, pero te hacía cómplice. Estoy centrada en Andalucía, decía. No lo creías porque la conocías centrada, si, pero en acabar con Sánchez. La frase ha acabado siendo cierta. Tras asumirlo, descubre, que las esperanzas de movimientos de cargos públicos y en el aparato que su victoria hubiera supuesto tiene inquieto al escalafón. "¿Por qué les diría que valoraba mucho los avales?" dirá para sí. "Ahora los que me trajeron las listas con su nombre como recolector esperan una recompensa y total, para que me votaran menos de los que me avalaron"

La segunda reflexión la brindó reunir al Gobierno tras el retorno. "Tengo un staff con menos carisma que una lechuga sin aliñar", debió pensar. Fue necesario en su momento, cuando no quería que nadie destacara ni en el partido ni en su Administración. Así no surgirían rencillas cuando se fuera. En fin, los sueños son para los que duermen. Toca cambiar y deslumbrar con la gestión. Es más aburrido, pero sirve para presentarse con cierta tranquilidad a las elecciones. Ahora, Susana Díaz necesita gente con empuje, que se note que regresa de las primarias con ideas frescas. "Traedme alguna, pero que no sea sobre chinos y excelentes playas asiáticas, que bastantes risas soporté con eso en el final de campaña" podría decir.

Ya hay un nuevo Gobierno. El nivel uno, solventado. Normal, por tanto, que el socialismo almeriense esté intranquilo. Al menos, los susanistas. Los pro-Sánchez no hace falta, porque no les ofrecería ni el puesto de probador de venenos y eso que no es un cargo muy solicitado. Para los demás toca otra vez teléfonos disponibles y pasar a limpio el curriculum, por si acaso. Tras el terremoto Sánchez, el duelo ha cubierto la fase negación y se adentra en la aceptación de la realidad. La negación se observó en el Congresillo que elegía delegados al Congreso del Partido en Madrid. La mayoría susanista se animó a debatir las enmiendas a la ponencia de la Gestora de su partido, indiferentes al hecho de que la trituradora de papel ya estaba activada. Algo consiguieron: desconcertar a los de Sánchez que se debatían entre irse a tomar café o presenciar los debates. El reto, tras la aceptación, no es pequeño: gobernar mejor, convencer más, atraer a quienes está dejando al margen y ganar las próximas elecciones.

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