Nietzsche, posible caso en Almería

"Cuando llegue el sufrimiento míralo a la cara y enfréntate a él". Cita de Friedrich Nietzsche

Amediados de mes, y afectado por sífilis y neumonía, Nietzsche llegó a Almería movido por el miedo a la pandemia mundial. En su estado era algo muy a tener en cuenta, dadas las noticias que llegaban a su país sobre esta crisis sanitaria. Almería era un buen destino para refugiarse de la oleada de acontecimientos que había vivido a través de los medios, o al menos eso pensaba. Más allá del bien y del mal, llegó en uno de los pocos vuelos disponibles y enseguida se desplazó a una casa muy pequeña de La Cañada. Lo había decidido así para pasar desapercibido de la opinión pública. No obstante algo salió mal. Tres días después se lo encontraron tosiendo y semiinconsciente en la vía pública. Por lo visto había salido a comprar comida y de repente sufrió este achaque. Un vecino llamó rápidamente a los servicios sanitarios. A las pocas horas dio positivo en la afección del virus. Sus fiebres altas y sus enfermedades previas acentuaron mucho su estado mental. En el hospital Torrecárdenas llegó a delirar. Sus argumentos eran apocalípticos, proféticos. No paraba de hablar de algunas de sus obras como El Atardecer de los Dioses, El Anticristo y etc. Los doctores dijeron que tuvo una reacción muy creativa, a pesar de todo. Esto fue lo que comentaron a los medios cada vez que se acercaron al hospital a preguntar por su estado. No obstante de todo lo que dijo ingresado tomaron nota en su hoja clínica, como paciente en régimen de aislamiento. Según Nietzsche él era un animal enfermo. Y la enfermedad debía utilizarse para mejorarse interiormente. Debía existir un deseo de superarse a sí mismo ante la adversidad, ante la debilidad. El superhombre debía ser capaz de trasmutar sus valores y dejar de ser un siervo de la moral heredada. Por eso, el ser humano debía ser superado. No podía haber pasado, ni presente, ni futuro, sino un constante devenir que le impulsaba hacia un eterno retorno. El superhombre creaba nuevos valores y era inventor de sí mismo. Llegado a este punto sufrió una nueva subida de fiebre y el gobierno de su país opto por llevárselo urgentemente. Sin embargo en la sala de asilamiento había dejado algunos amigos. Los doctores decían de él que era una persona con mucha fuerza de voluntad; que canturreaba algunas piezas de Wagner y eso les servía para soportar mejor el desarrollo de la pandemia. Le llamaban el superpaciente.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios