Metafóricamente hablando

Niño, estás ennortao

Aquel día había sido mágico, ella apareció a la hora acordada, vestida de blanco, con la piel dorada por el sol del verano

Aquella noche era especial, corría una suave brisa que agitaba las ramas de los árboles del parque, comenzando a caer sobre la tierra húmeda una tenue lluvia de hojas amarillentas, que anunciaban el otoño incipiente. Se encontraba realmente feliz. Había conocido a la persona ideal, de ello no le cabía duda. Fue verlo y todo su mundo comenzó a girar en torno a él, no sabría expresar que fue lo que le trajo: su fuerte personalidad, sus deliciosos ojos verdes, su risa franca.., o quizás, todo a la vez. Ella sabía que no era una mujer fácil de contentar, había pasado la franja esa en la que su abuela decía que "se le había pasado el arroz". Puede que hace cien años estuviese en lo cierto, pero no ahora, ella era una mujer independiente y celosa de su libertad, el arroz solía encargarlo en el chiringuito de la playa en la que pasaba sus veranos desde que era niña. Todos los sábados quedaba la familia en aquella maravillosa playa, y mientras los mayores comían aquel delicioso arroz aparte o negro, regado con unas cuanta cervezas heladas, los chiquillos pedían filete empanado con patatas y coca cola. El sábado pasado lo invitó allí, al chiringuito de su infancia, y chocando sus jarras de espumosa cerveza, se miraron a los ojos con complicidad. Él, por su parte, en ese mismo momento, sentado en la terraza de su casa, con un gin-tonic entre sus manos, rememoraba el día que habían pasado juntos, sintiendo ya nostalgia de ella, a pesar de que apenas hacía unas horas que se habían separado. Imaginaba lo que le iban a decir sus padres e incluso sus amigos, pero a él le daba igual, era su vida y lo veía tan claro que salían mariposas de su boca cuando exclamaba su nombre. Aquel día había sido mágico, ella apareció a la hora acordada, vestida de blanco, con la piel dorada por el sol del verano que se resistía a recluirse un año más, y le resultó tan deliciosa, que no pudo resistirse corriendo a su encuentro, con una sonrisa amplia y dulce. Ya, ya sabía lo que le iba a decir su madre, era tan predecible! Pero no se dejaría amilanar, el amor es un ave difícil de atrapar, encontrar una mujer como esa, y que le mirase como ella lo hacía, era imposible. La llamó, no resistió ese impulso, no quiso resistirse, su voz le sonó a promesas por cumplir, su piel se erizó, y supo que no deseaba otra cosa en su vida que estar con ella, envejecer a su lado, disfrutar de la sal de la vida en su boca. De repente una voz archiconocida le sacó de su ensueño: Niño, deja de soñar con esa cara de bobo! Se puede saber que te ha pasado hoy, que estás "ennortao"? Mañana lees la tesis, y has pasado el día en la playa, deberías acostarte ya, para estar "espabilao" y no trastabillar" cuando la leas. Estos niños no crecen nunca! El calló, y se arrebujó en el sillón, pensando para sí mismo: mañana verás lo "ennortao" que estoy, van caer chuzos de punta, cuando te la presente y veas que era tu compañera de curso.

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