La tapia con sifón

Nochebuena en bolas

Como el relleno de los calamares incluye las patas, se añade también el cuerpo del bicho picado

Cada año aumenta a ojos vistas el número de comidas festivas grupales en restaurantes, bares y demás comederos, donde predominan los menús pretendidamente gastronómicos y modernos, clónicos en la mayoría de los casos. Para compensar, algunos tiran del recetario tradicional para la cena navideña por antonomasia, la de Nochebuena. He contado cientos de veces los platos típicos de esa noche en las distintas comarcas almerienses y más veces aun el menú clásico de la capital: calamares rellenos y gallina en pepitoria. Pero los amantes de este tipo de comidas suelen tener dificultades para "colocarles" determinados guisos a las nuevas generaciones. Hace unos años, cuando se me empezó a presentar ese problema, se me ocurrió una manera de que, sin perder ni un ápice de sus sabores, se los comieran con gusto los reticentes. Se lo cuento a ustedes por si les sirve. Se trata de convertir ambos guisos en albóndigas que, al igual que las hamburguesas, todos se las comen sin chistar siempre que no les cuentes todos los ingredientes (cosa que tampoco hacen los "macburguereros").

La cosa es simple: como el relleno de los calamares incluye las patas, se añade también el cuerpo del bicho finamente picado. Se mantiene el aliño tradicional, se forman las clásicas bolas, que se pasan por harina y se fríen. El caldo para cocerlas es el mismo de la receta clásica. El de mis abuelas era: agua, vino blanco (yo, fino o manzanilla), corteza y tocino de jamón, ajos, laurel, canela y pimienta en grano. Se cuela el caldo y se calienta suavemente a la hora de comer. Unas patatas paja van divinamente. La pepitoria se hace como siempre y luego se deshuesa la gallina y se hacen las bolas. Les van bien el arroz blanco y el cuscús. Para la clásica sopa de picadillo, hacemos también unas bolas con los menudillos, jamón, huevo crudo y pan rallado, las freímos y se las añadimos al caldo. Los que se animen a seguir este método tendrán un pelín más de trabajo que si guisan calamares y gallina de la forma tradicional, pero se ahorran tener que preparar algunas alternativas para los chicos. Y para algunos mayores: uno de mis familiares que habitualmente no come calamares, se comió las bolas con sumo gusto. Si además consigue usted que no se hable en la cena del "procés" ni del Var, tendrá más fácil conseguir una plácida sobremesa esta Nochebuena.

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