Esta semana probé un poco de la futura nueva normalidad. Nuestro recorrido por las fases ha pasado por llevar el desayuno al trabajo en un tupper; buscar una terraza con mesas libres; encontrar más terrazas disponibles pero limpiándote en la camisa y, al final, sentándote dentro del bar con la mesa de enfrente marcada con cintas rojiblancas como si en ella hubieran matado a alguien y el forense la precintase. Ahora he vuelto al gimnasio, con cita previa -todo es ya cita previa, sea pedir el paro o cortarte el pelo- gel, limpiando el asiento y notando el sabor de la mascarilla al respirar ¿Qué es lo bueno? No tienes que dar la mano a nadie y puedes murmurar en la confianza de que con la mascarilla no se te entiende. Nuestra antigua normalidad parece lejana en el tiempo, y te das cuenta de lo que ha sido y de lo que pudo haber sido. Solo las cifras de nuestra provincia dan una idea de la resistencia de nuestros conciudadanos. La mayor parte resistencia callada, salvo los de la canción a las ocho ¿recuerdan? Los datos de mayo recogen más de 19.000 autónomos de la provincia cobrando el cese de actividad. España -y Almería es un ejemplo- es un país de pymes, no descubro nada nuevo. Habría que mimar a estos autónomos. El total aumentó durante la crisis de 2008 y fue cuando se les denominó emprendedores, que viste más. ¿Cuánto de emprendedor y cuanto de supervivencia ante la dificultad de encontrar un empleo por cuenta ajena? Ahí estamos. Me comentan que, como en las crisis anteriores, sube el interés por cobrar el paro de una sola vez, el pago único, para "montarse por su cuenta", o reactivarlo por quienes lo solicitaron justo antes del estado de alarma. ¿Qué indica esto? El ritmo del regreso a la normalidad no está marcado por las expectativas de consumo, sino por algo tan errático como la evolución de un virus. Las empresas empiezan sacando trabajadores de los ERTES a tiempo parcial. Si va bien, ampliarán horas, sacarán otros. Cuando haya más actividad aumentarán las horas extras y solo después, si sigue ese ritmo, se contratará a trabajadores temporales. Esos que han aumentado estos meses las estadísticas de desempleo. En ese ambiente, celebremos que se amplían -al menos hasta septiembre- los ERTES y, esperemos, que también la prestación de los autónomos. Ante la incertidumbre de la evolución, hace falta la certeza de que sigue una respuesta flexible laboralmente que no haga del "no vaya a ser que luego pase algo" un freno a abrir y contratar.

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