Normalización del tamayazo

La maquinaria del PP ha funcionado a máxima potencia para comprar las voluntades necesarias

Si algo tiene claro a estas alturas la sociedad española es que algunos van a hacer todo lo que esté en su mano para garantizar su supervivencia en las instituciones. Para ello, no van a tener ningún reparo en continuar con un 'modus operandi' que perpetúa la corrupción hasta el punto de hacerla pasar por un asunto cotidiano.

Todos esos tejemanejes son tan habituales en el PP que han dejado de ser algo raro o extraordinario. Los Pablo Casado y compañía llevan mucho campo recorrido y se han especializado tanto en la materia que hasta hay quienes han conseguido un máster por la cara, se han encontrado un Jaguar en su garaje y han recibido sobresueldos o reformado la sede con una caja B con absoluta naturalidad.

Los españoles hemos visto en estos días cómo la maquinaria del PP ha funcionado a máxima potencia para comprar de un día para otro las voluntades necesarias. Y lo más sorprendente de todo es que ya ni se esconden y a cara descubierta arrancan 'tamayazos' a precio de saldo, visto lo visto en Murcia.

El transfuguismo tampoco es algo que nos resulte extraño en nuestra provincia. En Almería, Roquetas de Mar, Huércal-Overa y Huércal de Almería, el PP ha llegado a acuerdos con personas que se presentaron por un partido y después lo abandonaron, quedándose su acta de concejal para darle al PP una mayoría absoluta que no consiguió en las urnas. Concejales de Ciudadanos y Vox han sido los facilitadores necesarios de esas nuevas mayorías que no votó la ciudadanía.

El caso de Roquetas es de esos que se llaman 'de libro' porque, además, no es la primera vez que ocurre. En las pasadas elecciones las cosas no le fueron del todo bien a Gabriel Amat, pero lo que no consiguió en las urnas se lo fabricó rápidamente en los despachos mediante acuerdos secretos con dos tránsfugas de Vox y una de Cs, que le han dejado el camino expedito para hacer y deshacer a su antojo hasta 2023.

Lo ocurrido en Murcia tiene un poco de todo esto y va un paso más allá con la posible incorporación al gobierno no solo de diputados que han sido expulsados de Cs, sino también de otros que vienen de Vox. El PP, de esta manera, comienza a abrirle las puertas de las instituciones de par en par a la extrema derecha. Lo que haga falta, le habrá dicho Casado a los suyos. Vergonzoso.

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