Nuevo centro

Desde mi despacho en este sitio privilegiado de atalaya del progreso, se ve todo perfectamente

De madrugada, a las 5:38 de un lunes, desde mi ventana se ven las luces chispeantes y cambiantes del nuevo Centro Comercial. Fosforescentes, brillantes y centelleantes los paneles refulgen. Hay un panel cuadrado que cambia cada pocos segundos y otros fijos que no cambian nunca. El resto se ilumina con farolas quietas. Pasan algunos coches en dirección al Centro. ¿A dónde irán? Seguro que pasarán de largo ya que no debe haber nadie a esta hora, salvo los vigilantes de seguridad. Ya hace frío y los vigilantes tendrán una chaqueta para el frío. Han pasado los confettis y las alfombras Estos días el barullo de personas interminable de las personas atraídas por el flautista de Hamelin de luces de colores no paraban de entrar y salir. La riada de coches infinita hizo que un dispositivo de la policía local ordenase el caos en una rotonda que antes estaba desierta. Alguien atraviesa la calle con una mochila en estas horas intempestivas. Hasta ahora desde mi ventana no había nada, sólo ir y venir de trabajadores hacia el foso con tanto desnivel donde está el Centro que adivina el curso de una gran lluvia. Por la tarde, el lunes después de la apertura, sobre las 17:32 el trasiego es constante pero bajo, ya no hay el tumulto de los días de apertura, ya no hay alfombra roja, ya no hay barahúnda de personas con bolsas, y a esta hora no hay policía local en la rotonda. Desde mi despacho en este sitio privilegiado de atalaya del progreso, se ve todo perfectamente tan sólo con subir un poco la vista, hace un día espléndido, al menos desde la ventana, dicen que hace viento. Los coches no cesan de llegar al centro y a la entrada del mismo hay un poco de atasco. Qué imán, qué locura los hará fluir sin freno, serán las rebajas, las ofertas, que luego ya no estarán ya sólo bregará el centro, cuando pasen los meses, con su calidad o no, su forma de atraer pausada. Y se verá si sigue su imán. La zona ha cambiado de la noche a la mañana. Todo parece más activo. Por dentro, una vez retiradas las guirnaldas, parece todo no muy bien terminado. Y las tiendas, son las mismas, los coffee shop son de servirse en barra, nadie te atiende. En la tienda de animales hay animales y en el Leroy Merlin hay una cafetería muy cuca. Y otra vez, a las 5:52 de la mañana reina el silencio y el cuadro de luz con anuncios está apagado y el resto tienen las luces encendidas, pero no hay nadie para verlas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios