El 5: Número perfecto

El quinto mes de año, mayo, nos regala momentos mágicos que forman parte del prólogo a la entrada del verano

Cinco son los dedos de la mano, cinco las líneas del pentagrama, cinco los "Jackson 5", en tauromaquia no hay quinto malo, los cinco sentidos, los cinco continentes; los seres vivos fueron creados, según el Génesis, el quinto día. El pijama más famoso de la historia estaba formado por unas gotas de Chanel 5. Las cinco de la tarde, la hora taurina por antonomasia. Para los más bebes, "cinco lobitos tienes la loba…", el té de los británicos, a las cinco, y desde hace muchos años la cultura granadina homenajea el "5 a las 5" recordando al universal Federico.

El ser cinco es indeciso con sus acciones, sumamente inteligente y busca siempre la verdad de lo que les rodea. Son personas cinco las que les atrae lo desconocido y lo misterioso.

También es el número de la fortuna, la magia y la aventura. Es la terminación de mis décimos de la lotería de Navidad. Para el sorteo del próximo día 22, "alea jacta est".

El quinto mes de año, mayo, nos regala momentos mágicos que forman parte del prólogo a la entrada del verano.

Aunque las agujas del reloj marquen la misma hora como para todos los relojes, esta hora difusa, las cinco de la tarde, hora en la que el astro se va muriendo poco a poco por el horizonte otoñal y que deja en nuestra retina instantes de una belleza suprema, abrumadora.

A las 5 de la tarde en época de estío, puede darse un baño en una casi solitaria playa, porque ésta se ha vaciado y solo unos pocos afortunados disfrutan de la calma de las olas plateadas en su cresta, o pasear mientras nos persiguen unos rayos ya casi desvanecidos allá en la lontananza; o hacerse unas fotografías, con una luz que ningún filtro podrá nunca igualar.

O las 5 de la madrugada no son iguales para el que vuelve que para el que se va, para el que busca el lecho y quien ya lo ha deshecho. A esta hora, de hielos perezosos en vasos de boca ancha en garitos que ya van diciendo…¡¡campana y se acabó!! A esta hora de dudas, de gatos callejeros y de gatitas con prisas. De si vienes o me quedo, de si sigo o si me voy. Aún resuena el tintineo de los hielos en los vasos y se prepara el roce de los cuerpos piel con piel.

No me gusta demasiado esta otoñal estación ya en su epílogo, pero esa hora bonita hace que quiera vivir en un verano permanente en esta benigna Almería, y definitivamente y dejando a un lado la rima fácil de la gente vulgar, el cinco es el número perfecto y la hora bonita.

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