Números versus ideología

Y si, según Feyerabend, ni la física teórica es neutra, ¿qué podemos decir de la economía?

Uno se encuentra ya francamente desorientado. El uso del lenguaje que leo o escucho a veces no encaja con el que yo uso, y eso establece una incomunicación que me alarma. He hecho mención a estas consecuencias del lenguaje más de una vez. Sin ir más lejos, en un artículo reciente sobre el uso del término "constitucionalista". Ahora me encuentro con que alguien ha establecido una incompatibilidad entre los números y la ideología. He oído hace pocos días que, cuando hay números, entonces no hay cuestión ideológica. Lo escuché en un programa de radio en el que un economista español de prestigio, Santiago Niño, afirmaba que una reforma que afecta directamente al ámbito laboral no puede tacharse de ideológica porque estaba basada en cálculos numéricos, porque había datos que la justificaban. Esos cálculos garantizaban que la inversión requerida para la modificación se amortizaría en un año, por lo que generaría beneficios al año siguiente. ¿De qué se trataba? De robotizar una empresa de comidas rápidas (una cadena de hamburgueserías) lo que eliminaría buen número de empleados. Como los números cuadraban, la decisión no tenía nada que ver con la ideología (Niño dixit). Dicho de una manera cruda, sin embargo, se trata de un procedimiento que, desatendiendo cualquier otro aspecto, solo busca incrementar los beneficios de la empresa. Si se prescinde de trabajadores, se gana más dinero. ¿Cómo se puede llamar eso? Creo que la ideología estaría ausente solo si se tratara de decidir si la inversión se amortiza en ese plazo y proporciona beneficios. El aspecto ideológico aparece, sin embargo, cuando se trata de decidir si se pone en práctica ese procedimiento robotizado o no. Hay que preguntar cuáles son los valores que dirigen la toma de decisiones. Y cuando entramos en el terreno de los valores, nos adentramos en el ámbito de la ideología. Porque la ideología, que no tiene por qué ser mala, (digan lo que digan los que, como Fernández de la Mora, estaban auspiciando su muerte al aseverar su estado crepuscular) está conformada, entre otras cosas, por valores, por el sistema de representaciones que nos ayudan a configurar nuestra idea del mundo. Anteponer el beneficio económico a cualquier otra consideración se conoce como capitalismo. Y, lo quieran o no los que así piensan, esto no es más que una ideología. Y si, según Feyerabend, ni la física teórica es neutra, ¿qué podemos decir de la economía?

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