Adif va a tirar la casa por la ventana en las obras del futuro AVE Murcia-Almería. Acaba de anunciar la construcción del mayor viaducto que vieron los siglos. Estará al final del trazado entre Pulpí y Vera, y servirá para evitar poner un paso a nivel en el cruce con la autovía A-352. El calificativo de mayor no es gratuito: por sus 172 metros de longitud y, sobre todo, por el ancho, que será el doble que en los demás viaductos, ya que llevará encima cuatro vías en vez de dos. Con el añadido de tan monumental viaducto, el coste de esta obra faraónica llegará hasta los 3.300 millones de euros (más los imprevistos previstos, o sea, modificados). Keops, Kefrén y Micerinos se hubieran quedado verdes de envidia al ver semejante monumento y no se habrían atrevido a afrontar tamaña inversión. No queremos aparentar originalidad, el calificativo de faraónico no es nuestro. Aparte de ser de uso común ya lo utilizó Rafael Hernando para calificar las obras del AVE que se habían realizado durante el mandato de Zapatero. En aquella ocasión, abril de 2014, utilizó esa expresión para justificar el cegado de los túneles de Sorbas. Su jefe, M. Rajoy, abundó en este argumento: "Llevamos invertidos 800 millones en vías que no se pueden utilizar (…) estamos vacunados de obras disparatadas».

Si ochocientos millones que se llevaban gastados entonces se consideraba que era disparatado y obra faraónica, ¿qué podemos decir ahora que el presupuesto está por encima del cuádruplo de aquella cifra, y además pendiente de los encarecimientos provocados por la inflación. ¡Qué razón tienen los que han criticado estos desmesurados gastos! Con la de hambres que se podrían quitar con ese descomunal fajo de billetes. Quien dice hambre, dice necesidades como carencias en la sanidad pública, escasez de viviendas asequibles, atención a mayores, lucha contra el calentamiento global…Y con más razón, en una provincia como Almería que históricamente ha estado siempre en la cola. En tiempos de Franco nos jugábamos con Orense el último puesto en la liga de la riqueza provincial. Y ahora, a pesar del aparente milagro del "Modelo Almería", seguimos estando en el furgón de cola con otras diez u once provincias. ¡Basta ya de obras faraónicas! Ya está bien de cortar cintas cuando se acercan elecciones. Para qué necesitamos esas costosas infraestructuras, como si fuéramos, Gerona o Huesca, pobladísimas urbes. Hasta hay un AVE Coruña-Orense, que es fundamental para el comercio del percebe y los ataúdes.

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