Reflejos

Francisco Bautista toledo

Occidente entra en la noche oscura

Occidente va perdiendo parte de su esencia, siendo seducido por la seguridad colectiva, sintiendo miedo a la libertad

Tras el predominio de la cultura europea, Oriente dicta el futuro del pensamiento contemporáneo. Occidente se caracteriza por desarrollar un concepto lineal, caminando en la senda temporal desde el inicio de los tiempos hasta el final. Cree en la persona como ser individual, poseedor de libertad de pensamiento y opinión. En las sociedades antiguas ya existía la idea de asamblea del pueblo libre. En sus creencias, la persona, y su conjunto reunido en una sociedad libre, son el pilar básico de la existencia, definiendo el bien como aquello que beneficia al ser humano en el desempeño de sus potencialidades naturales. Entiende la sociedad como un conjunto de individualidades que colaboran entre sí, sea para el beneficio propio, como también por una generosidad sometida a una idea transcendental superior, que se refleja en la persona.

En Oriente aparentemente todo es espiritualidad, sometido al dictado de los ritos, de la tradición, que no por ello le impide adoptar formas que beneficie su existencia. Pero la filosofía oriental en su trasfondo busca la nada, ella es quien sostiene su fin último. Este vacío es apuntalado por la existencia de genios benefactores y malignos, caprichosos y despóticos, que exigen sumisión y sacrificio. La espiritualidad se sostiene sobre un hondo sentido materialista de la vida. Lo único que hay que hacer es mantener contentos a los genios, sean los tradicionales, o lo modernos vestidos de dinero, lujo, placer o bienestar material de la comunidad. Es el líder, el elegido, quien dirige los destinos del pueblo, siempre asesorado por un cónclave de hombres sabios o ancianos. La comprensión oriental de la existencia es circular, siempre repetitiva, sometida al eterno retorno. Todo es permanencia en ella, la materia es lo verdaderamente real y perenne. El individuo es un eslabón más de la historia sin fin. Su misión es servir al clan, a su pueblo, a la gran idea protectora. La individualidad es sustituida por la colectividad, la libertad es el lujo de los poderosos.

Hoy día, Occidente va perdiendo parte de su esencia, siendo seducido por la seguridad colectiva, sintiendo miedo a la libertad, cobijándose en el materialismo sin base filosófica que apele a lo trascendente. Las señales del futuro así lo indican. Las democracias se van haciendo menos protectoras de la libertad del individuo, para ser sometidas a los designios del gran líder. Los parlamentos de hombres libres se supeditan a cónclaves de poderosos que diseñan el futuro. Esta es la perspectiva actual de Europa.

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