Libertad Quijotesca

Irenez Gálvez

Odisea española

El voto de cada español debe valer igual en toda nuestra geografía para que la política no permanezca como el negocio de unos cuantos

En el azaroso camino que recorrieron Odiseo/Ulises y sus compañeros para volver a su hogar en la isla de Ítaca, hay un episodio en el que los vientos y corrientes marinas los empujan hasta los dominios de los llamados lotófagos, apelativo relacionado con la costumbre de este pueblo de ingerir semillas de loto, cuya principal consecuencia era el olvido intencionado. Embotaba sus mentes olvidando de dónde venían, quienes eran, donde estaban y que propósitos les impulsaban. Las cosas se pusieron tan serias, que Odiseo tuvo que arrastrar literalmente a sus camaradas, fascinados por el loto, hasta los barcos para continuar camino y que la brisa marina, combinada con el ejercicio de la navegación, les curara las brumas de la mente. En la Odisea que vivimos en nuestra democracia también andamos sorteando tempestades y furias desatadas por el capricho de los arcontes. No obstante, el barco resiste, no se ha hundido. Después de todo, como nos enseña nuestra historia, somos un país de navegantes. Que cosas tiene la vida, justo en 2019 conmemoramos el V Centenario del inicio de la Primera Vuelta al Mundo. La tenacidad de Magallanes y Elcano velan por nosotros. Que no nos falten luces ni brújula. El bochornoso esperpento que se ha escenificado en la sede de nuestra soberanía ciudadana, el Congreso de los Diputados, es fruto de la destrucción de la educación en nuestro país. Ese es el loto que nos han impuesto. No me refiero solo a la formación académica, que también, aludo del mismo modo al destripamiento de la formación en valores democráticos de toda la sociedad. Ética y moral social. La sostenibilidad y extensión del Estado de Derecho es inseparable del cumplimiento y solidaridad de la población en cuanto a obligaciones. La libertad es responsable, compartida y meritorita o no es libertad. Se queda en espejismo para la gran mayoría y privilegio para unos pocos. Los españoles hemos olvidado que como sociedad también tenemos poder y debemos ejercerlo con ejemplaridad. El voto de cada español debe valer igual en toda nuestra geografía. Para ser responsable público, político, tenemos que establecer otros baremos. El primero: tener profesión y trabajo reconocidos Autenticidad en la premisa de no necesitar la política para comer. Limitación de mandatos La política no puede ser un negocio para unos cuantos.

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