Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Oficio

La única vacuna eficaz contra los bulos, la desinformación y la mentira se llama periodismo

Ténganlo claro si no lo tienen todavía: la desinformación, los bulos y las mentiras habitan en esos grupos de WhatsApp en los que usted no tiene muy claro ni por qué está ni por qué no se sale, en las redes sociales donde cualquiera puede verter las miserias que les dé la gana sin más límite que su propia voluntad y donde las posibilidades de manipulación son infinitas, y en todas ese universo de webs presuntamente informativas que nadie tiene muy claro de donde han salido ni para qué. Contra toda esta plaga, que en situaciones tan complicada como esta multiplica exponencialmente su capacidad de hacer daño, sólo hay una vacuna de eficacia más que demostrada: se llama periodismo. Periodismo hecho desde las exigencias más básicas del oficio -porque de lo que se trata es de eso, de ejercer un oficio- como la profesionalidad, el respeto a la verdad y la ausencia de otras exigencias que no sean la de informar lo más honestamente posible a los que libremente quieran leer, escuchar o ver. No es fácil, la mayoría de las veces es difícil. Pero esa dificultad se puede vencer con las reglas que se aprenden en una redacción y que hacen al periodista ser consciente de que tiene una responsabilidad que no puede esconder ni delegar.

Para que ese periodismo sea honesto y profesional es necesario, además, que se den otras circunstancias. Una importante es que las fuentes, sobre todo las oficiales, no intenten utilizar a los periodistas para desinformar, confundir y manipular. Cuando eso pasa es fácil que se abran paso los bulos surgidos de no sabe dónde y entonces vale tanto una verdad como una mentira. Otra es que la información no se someta a intereses políticos o de otro tipo y que la estrategia informativa no se confunda con una estrategia de combate y de desgaste de los rivales.

Algo de lo primero y también de lo segundo está pasando durante esta crisis que está poniendo patas arriba todo lo que considerábamos claro y fijado. El periodismo está siendo también una víctima de la pandemia y por eso es necesario reivindicar más que nunca el que se hace desde el respeto al ciudadano y al compromiso profesional. Búsquenlo porque merece la pena y saldrán ganando. Augusto Delkáder, un antiguo director de Diario de Cádiz y uno de los grandes profesionales que convirtió El País en el periódico de referencia para toda una generación y el más importante del mundo en lengua española, acuñó, en la redacción de la calle Miguel Yuste de Madrid, una frase que es ahora de aplicación más necesaria que nunca: en caso de duda, periodismo.

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