Oro éticamente recolectado

Hoy no hay rico ni poderoso que no actúe como un sombrío predicador que defiende la austeridad y la pureza

En la noche de los Oscar, la actriz Jane Fonda difundió una foto en Twitter en la que se jactaba de lucir unas joyas fabricadas "con oro recolectado éticamente y con diamantes sostenibles". Sí, han oído bien: "Oro recolectado éticamente y diamantes sostenibles". No me invento nada, sólo reproduzco lo que la actriz decía en su tuit. Desde siempre me ha caído muy bien Jane Fonda, que era -es- una actriz extraordinaria que hizo papeles muy buenos. La recuerdo -y han pasado siglos- en La jauría humana y en Klute, y también en Descalzos por el parque, y seguro que se me podrían ocurrir muchas películas más. Pero eso no impide que me parezca un disparate ese deseo de lucir oro y diamantes y al mismo tiempo intentar justificarse -y engañarnos a nosotros- con el estúpido argumento de que ese oro está "recolectado éticamente". Ya puestos, si uno quiere mostrarse tan ético y tan solidario y tan comprometido con el medio ambiente y el bienestar de la humanidad, ¿no habría sido más sencillo ir a la gala sin lucir ninguna clase de joyas?

Porque lo verdaderamente estúpido es ese deseo de deslumbrar al gran público con la riqueza y el éxito, y al mismo tiempo intentar vendernos la superioridad moral de que esa obscena ostentación de riqueza está justificada por una supuesta "ética sostenible y responsable". Que sepamos, los diamantes provienen de lugares como Sierra Leona, donde se practica la explotación infantil más despiadada. Y en cuanto a las minas de oro (que están en Uzbekistán, en Indonesia, en la República Dominicana), no parecen los lugares más apropiados para "recolectar el oro éticamente". Y por cierto, eso de pensar que el oro se recolecta como si fuera café debe de ser una de las típicas mentiras con que los megarricos intentan atenuar su mala conciencia.

Hoy en día no hay rico ni poderoso que no finja haberse convertido en un sombrío predicador que defiende la austeridad y la pureza y que despotrica contra el diabólico mundo del dinero. Pero lo bueno del caso es que estos megarricos no pueden renunciar a exhibirse. Podrían dejar de lucir joyas, podrían vivir de una forma mucho más austera. Pero eso les resulta imposible. Y es entonces cuando se cuentan la trola -y nos la quieren hacer pasar a nosotros- de que el oro y los diamantes han sido "recolectados éticamente". ¡Recolectados!

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