Libertad Quijotesca

Irene Gálvez

Ortega y Gasset

España es nuestra circunstancia, si no la salvamos del totalitarismo de leyendas negras cainitas seremos meros vasallos

H EMOS asistido durante estas dos primeras semanas de junio a la conformación de los pactos de gobierno. Son ya una realidad, esperemos que los responsables públicos tengan una epifanía quijotesca y orteguiana. Sus hechos los definirán no los discursos. En estos días en mi cabeza ha sonado continuamente la magistral banda sonora que el maestro Ennio Morricone compuso para una de las películas que más amo: La Misión. Es como subir a pie las imponentes cataratas de Iguazú el impedir que te arrastre ese anuncio repetitivo "España no tiene remedio". ¿Cómo no van a tener arreglo nuestros quebrantos con el tesoro cultural que tenemos a nuestro alcance?. Somos el país que dio al mundo a Cervantes y al debate de las culturas universales la civilización hispanoamericana. Por más que digan que no hay solución ¡¡entre nosotros siempre esta José Ortega y Gasset!!. En nuestro invertebrado país por obra y desgracia de rentistas apegados a los dogmas del cainismo, que tanto lesionan nuestra democracia, estamos viviendo un presente decisivo que no debemos eludir. Ortega nos enseña que la filosofía y la política nos atañen a todas las personas, precisamente porque eso es la sociedad, una comunidad de seres humanos. Pensador comprometido, atento a la realidad de la vida cotidiana logra que la filosofía sea comprensible para todo el mundo. Manuel Sacristán se refiere a Ortega con estas hermosas palabras en su libro Papeles de Filosofía "Su obra, además de enseñar cosas, enseña a vivir y todo lo que el vivir conlleva: convivir…en suma Ortega ha cumplido respecto a los españoles una función tan decisiva como la que cumplió Sócrates respecto a los griegos". La raíz del pensamiento español es el racio-vitalismo y Cervantes fue quien lo aglutino de manera magistral en El Quijote. En 1914 vio la luz la primera gran obra de nuestro más grande pensador del siglo XX: Meditaciones del Quijote. Para nuestra vida de cada día, como individuos, sociedad y civilización queda "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo". España es nuestra circunstancia y si no la salvamos del totalitarismo de leyendas negras y analfabetismo funcional teleopinador, dejaremos de ser ciudadanos para convertirnos en vasallos. Me conmueve y admira Ortega cuando dice "mi vocación era el pensamiento, el afán de claridad sobre las cosas".

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