Otoño de crispación

La próxima semana ya sabremos cómo queda el asunto ERTES y, lo peor, cómo queda el paro

Terminamos una semana en la que nuestros gobernantes parecen haber hecho suya esa máxima que dice "si no puedes enderezarlo, tuércelo aún más para que nadie pueda". No es que las cosas ya no vayan de recuperación en V, no, es que a nadie se le oculta la que tenemos liada. Miren nuestra provincia. Nunca un mes de agosto había tenido tan pocos visitantes y tan bajo nivel de pernoctaciones en establecimientos hoteleros. Se pasaron por aquí algo más de 130.000 viajeros, menos de la mitad que en los dos últimos años. En cuanto a pernoctaciones, hubo 445.000. Son 650.000 menos que en el mismo mes de los últimos años. Que sabemos que es por el covid, lo que no quita que sepamos, también, el duro otoño que se presenta para aquellos a los que el turismo permitía obtener ingresos para el invierno- desde fijos discontinuos a las kelis, cuyo trabajo iban dignificar y no han tenido ni siquiera la oportunidad de ser explotadas, a bares o comercios. También permitía y no es asunto menor, obtener unos períodos trabajados para posibilitar el acceso a la protección por desempleo en otoño. Es de suponer que cuando lean esto o al día siguiente habrá algún tipo de prórroga de los ERTES, para los que ya están y para los que van a volver. En el último momento, como es habitual, no sea que no haya errores motivados por las prisas y, acabemos como con el Ingreso Mínimo Vital, que se ha tenido que esta semana ha modificado requisitos de acceso. Se ha hecho en un decreto ley cuya finalidad era regular el teletrabajo. Igual la conexión está en que las modificaciones permiten aligerar el trabajo de quienes tienen que reconocer esas prestaciones. Ya no cabe sorprenderse del abuso del decreto ley, esa norma con fuerza de ley. Vamos, que vale lo mismo que las leyes que hace el parlamento, solo que la hace el gobierno en un pis pas y se ahorra discusiones. El decreto ley de esta semana, que debe ser como el catorce o quince, desde que empezó la pandemia se justificaba porque era de urgente y extraordinaria necesidad regular el teletrabajo, pero no el teletrabajo derivado de la urgente y extraordinaria necesidad de quedarte en casa por el covid. Ese no, haciendo dudoso justificar que se recurra a esta figura normativa. Al final, viene a dejar casi todo a la negociación entre las partes. Habrán pensado: que se pongan de acuerdo y, si no, al juzgado, pero querían una regulación y una regulación tienen. Y así estamos, la próxima semana ya sabremos más cosas: como queda el asunto ERTES y, lo peor, como queda el asunto paro.

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