Rafael Leopoldo Aguilera

EL PENDÓN, Día de Almería

Siempre ha tenido este prosístico acto de la tremolación el apoyo incondicional de Cofradías y Hermandades

Cada 26 de diciembre, invernal festividad del Protomártir San Esteban, patrón del Cuerpo de la Policía Local de Almería, a quienes felicitamos por su loable y plausible actividad de servicio público a la ciudadanía, la milenaria e indaliana capital almeriense se viste de gala festiva laboral para celebrar con solemnidad barroca el 527 aniversario de la Reconquista de la ciudad por los Reyes Católicos. El señero y vetusto "Día del Pendón" llevándose a puro y debido efecto un ritual cívico-religioso con la tremolación del sacro estandarte desde el balcón principal de la Casa Consistorial, tras recibir un Te Deum de acción de gracias en la apostólica catedral de la Encarnación por parte del cabildo de canónigos revestidos con los atributos eclesiales para tan digna ocasión litúrgica. Festividad, que a pesar de las tribulaciones de distinta índole de carácter político, sobre todo por su falta de apoyo, no de ahora, de siempre, salvo en la etapa del alcalde Juan Francisco Megino López, cosa que no ocurre en otras localidades almerienses y no almerienses con las tradicionales fiestas de moros y cristianos, que cada año sus alcaldes/as y ediles intentan fomentar y potenciar una parte de la historiografía, sin más interés social que recuperar con sentido de respeto intercultural un hecho histórico que forma parte de nuestra ancestral cultura humanística y cristiana. Desde hace 40 años, aunque de una forma informal, siempre ha tenido este prosístico y poético acto de la tremolación el apoyo incondicional de Cofradías y Hermandades y otras asociaciones cívicas del tejido social almeriense, asistiendo de forma habitual a los actos que integran esta efemérides desde los maitines del alba hasta la hora nona en la metafórica puesta del Sol de Villalán "vulgo Portocarrero". Pero sí hay un elemento, que siempre era noticia mediática junto a la propia celebración del Día del Pendón, era el panegírico que exhortaba algún clérigo durante la Misa Pontifical, siendo renombrados por diversos motivos de sociabilidad y socialización religiosa, los pronunciados por el archivero Juan López Martín, el arcediano Lucas Ramos Estrada o el canónigo Bartolomé Marín Fernández, q.e.p.d., entre otros, quienes con su sapiencia y sabiduría sabían emocionar y elevar los sentimientos a los fieles y autoridades asistentes con sus evangélicas palabras bendecidas por el paráclito Espíritu Santo.

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