Pablo Casado presenta desde un balcón del Albaicín -Alhambra, al fondo- su lista escrita al alimón con Juanma Moreno. Los casadistas andaluces se han impuesto, al final, en cuatro provincias: José Antonio Nieto, Juan Ignacio Zoido, José Ortiz y Maribel Sánchez. Casado no ha hecho lo que Rubalcaba, que dejó en Andalucía a quienes se le opusieron en el congreso federal y se olvidó de los suyos, con el consiguiente efecto adverso: al cabo de los meses, fueron a por él. Y lo derribaron. Casado ha dejado su impronta en el futuro grupo parlamentario del PP por si Juanma Moreno tiene que dejarlo, y rescata, como última solución contra Ciudadanos, a tipos que se les supone más populares, como Zoido en Sevilla o el alcalde de Vejer en Cádiz, dos de las tres provincias donde los naranjas pueden ser la segunda fuerza. El PP andaluz está en plena transformación y los cambios de pieza chirrían, siempre son complejos. A partir de hoy, Pablo Casado y Juanma Moreno se montarán en autobuses diferentes para hacer campaña por Andalucía, cuentan que así cubren más territorio, que fue lo que Rajoy y Feijóo hicieron en Galicia. Puede ser, pero al tercero de la Alhambra, a Teodoro García Egea, al secretario general, déjenlo en el balcón practicando el lanzamiento de huesos de aceitunas, que este chaval sólo sabe escupir cuando el viento le da de cara.