República de las Letras

Este Pablo Iglesias

Aquí se ha presentado un líder, un programa y una propuesta para la unidad de la izquierda

De Pablo Iglesias se ha dicho de todo antes, durante y después de la moción de censura. Y se ha dicho desde la víscera, casi nunca desde la razón. Es como el Guerra en los ochenta, que no se le discutía con argumentos, números, razones o confrontación de posiciones políticas, sino que se le insultaba a diestro y siniestro. Así se debate en la política española -la de altura, digo, que en los barrios y en la calle a veces se queda uno asombrado del sentido común de la gente-, con el exabrupto burdo tipo Hernando o con el galimatías tipo Rajoy. O con la risita, el postureo y el rezongo por lo bajini. Nunca comparando soluciones y razones. Así, unos y otros se han estrellado contra una moción de censura que no esperaban: nada de espectáculos, circos ni lucimientos televisivos. Aquí se ha presentado un líder, un programa y una propuesta para la unidad de la izquierda. Algo que ni el PP ni el PSOE ni C's esperaban para nada, a juzgar por las declaraciones de todos ellos antes de la moción. Un líder con madera de hombre de estado, moderado, razonador, explicativo y pedagógico, con datos, fechas, resultados y propuestas. Un programa de gobierno de once puntos con propuesta de financiación. Una mano tendida a la izquierda para echar a los amigos de los corruptos del gobierno. Todos han quedado tan tocados -"corridos", decía Cervantes en el Quijote- que no han tenido más remedio que, unos, sacar el exabrupto y atacar por lo personal al peligroso Pablo Iglesias y, otros, "recoger el guante" y ponerse a cavilar en el congreso del fin de semana pasado con ese nuevo dato en la mano. Y otra cosa ha quedado clara en esta moción de censura: que ante la corrupción sistémica del PP ya no hay motivo para dirigir a él el voto del miedo, que hay una alternativa en la derecha, tan de derechas como el PP, que, al menos, no está todavía corrompida, que es Ciudadanos -yo, si fuera de derechas, les votaría-. Todo lo demás, incluido lo de Cataluña, incluida la salida del Guerra de que se aplique el 155, incluida la consulta de septiembre, todo lo demás es agua de borrajas, es desviar la atención de lo que verdaderamente importa: que hay que echar a los corruptos y formar un gobierno de izquierdas sin necesidad de momentos excepcionales como fueron los de 1982 y 2004. Formar una coalición de izquierdas de modo impecablemente democrático era el objeto de la moción de Pablo Iglesias.

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