Al poco de jubilarse quiso beberse la tercera edad de un sorbo y el susto que se llevó lo hizo reflexionar. Ahora baila lentos cogido de la cintura de Felicidad, quizá rememorando aquellos guateques setenteros de lugumbas, marlboros, supermirafioris y vaqueros de campana. Le ha dado por las chapuzas y tan pronto lo ves arreglando un canalón que colgando marcos. Con un cupón de la ONCE le arregló la piscina de la casa a sus nietos y disfruta al verlos bañarse porque es de esas personas a las que les llena más la felicidad ajena que la propia. Usa agenda de canutillo donde refleja los avatares diarios y si pides audiencia un fin de semana para asomar con los críos por el pueblo antes te dice que debe consultar disponibilidad. Es lo que tiene esa recuperada amistad de la juventud con el Ché, Emilia, Mari Carmen, Javier, Carmen, Antonio... que lo mismo se plantan en Pradogalones que en Aguadulce o Terreros, por eso siempre conviene preguntar. Francisco Navarro Cruz -macaelero de Olula o cebollero de Macael- cumplió 65 años el pasado 22 de octubre. Es mi padre y es un ser extraordinario.

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