Reflejos

Francisco Bautista toledo

Pacto de difuntos

Don Luis Zapata y Cárdenas fue prototipo de caballero del Siglo de Oro español. Militar, aventurero y sacerdote

Don Luis Zapata y Cárdenas fue prototipo de caballero del Siglo de Oro español. Militar, aventurero y sacerdote. Nació en Mérida, en 1515, falleciendo en Bogotá, tras una cacería, a los 74 años. Su carrera militar fue intensa, participando en las grandes campañas del emperador Carlos. Gracias a su temperamento fogoso, valentía y dureza de carácter, consiguió ascender a maestre de campo de los tercios de España. Junto a su fiel amigo Don Lionel de Almansa y Zúñiga, maestre de campo como él, participó en innumerables campañas, curtiéndose como veteranos soldados. Ambos estaban acostumbrados a estar siempre en peligro, en su dura vida de milicia, por lo que la muerte era su compañera. Ellos eran conscientes, les daba igual, y siempre estaban de chanza sobre su hora final. Pero había una inquietud en ellos que en su intimidad los desazonaba. La idea del más allá, cómo sería éste, y si realmente la persona seguía existiendo, era un pensamiento que les suscitaba una gran inquietud, debatiendo largamente sobre ello. Una noche, en una perdida localidad de Flandes, en lo que hoy es Bélgica, tras una larga conversación, donde el vino abundó, pactaron un encuentro tras el fallecimiento de alguno de ellos. Acordaron que si uno de los dos dejaba de existir se le aparecería al otro, para confirmar la existencia de la vida eterna. Sea como broma o liberadas sus aprehensiones por la velada etílica, se cerró el trato. Pasaron los meses, y los conflictos, combates, escaramuzas, se fueron sucediendo, esa era la rutina de todos los días.

Vuelto a España D. Luis camino de Valladolid, en una madrugada de noviembre, cuando las horas parecen detener su ritmo, en el reino del silencio, sintió frio, y vio como un resplandor iluminó la oscura estancia donde yacía. Al fondo de la alcoba surgió la figura del caballero D. Lionel. Parecía flotar, cara plácida, mirada penetrante. Se mantuvo en silencio unos instantes, que a D. Luis parecieron interminables, tras lo cual el espectro pronunció: "He cumplido mi trato", difuminándose en las tinieblas de forma instantánea. Al día siguiente recibió este caballero una carta, en la que se le comunicaba que su buen amigo había fallecido. D. Luis quedó hondamente impresionado, de tal forma que abandonó su carrera militar para ingresar en la orden franciscana. Con los años llegó a ser arzobispo de Bogotá, defensor de los indígenas, publicando el primer catecismo para ellos. Tras una cacería, debido a un enfriamiento, murió en esa ciudad.

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