Al Padre Huidobro

La intervención de González Regueral fue expresiva de un sentimiento de testimonio por el dolor y el drama

El pasado día 12 de septiembre, festividad litúrgica del Dulce Nombre de María, en la Escuela Municipal de Música, con motivo de los actos del CII aniversario fundacional de la Legión Española, organizado por la Brigada 'Rey Alfonso XIII' II de la Legión, se llevó a cabo una conferencia historiográfica sobre el papel que realizó la Legión Española durante la contienda incivil de 1936-1939, impartida doctamente por el escritor y ensayista Fernando Calvo González-Regueral, que testimonió estar investido de un profundo conocedor de la historia militar y, especialmente, de la guerra civil española con un gran dominio de la Literatura desde la visión de la investigación histórica.

González Regueral, que lleva inoculado en su saber y entender la impronta del Credo Legionario, estructuró la ponencia con exquisita sensibilidad histórica en cuatro partes sistemáticas, comenzando con unas reflexiones objetivas de la situación económica-social de la España de ese momento que abrió el camino beligerante a la guerra civil, cuyo punto de inflexión para el estallido se produce en esos días anteriores y posteriores al 18 de julio de 1936 con el alzamiento de una parte del Ejército y pueblo frente a la convulsa II República.

Recogió en su intervención las operaciones militares principales que se llevaron a cabo en ambos bandos de sentimientos contrariados, finalizando con el papel que desempeñó la Legión española o Tercio de extranjeros en circunstancias estratégicas que fueron determinantes en el devenir de la guerra civil. La intervención de González Regueral fue expresiva de un sentimiento de testimonio por el dolor y el drama que vivieron nuestros familiares y los miembros que integraron las diferentes unidades militares incardinadas en cada uno de los bandos en los que se dividió el territorio nacional.

Entre los muertos en combate, destacó González Regueral, al P. Fernando Huidobro Polanco, S.J., capellán de la IV Bandera de la Legión, actualmente en proceso de beatificación, quien amó siempre al prójimo, a sus legionarios, pero estaba en tierra de nadie y se lanzaba a prestar los auxilios espirituales a cualquier herido, sin discriminación de bandos y llevando como únicas armas la bondad y el crucifijo. Bien respondía aquél jesuita a lo que ahora predica y ejerce otro jesuita, el Papa: "Los obispos y sacerdotes deben estar al servicio del pueblo, en medio del rebaño y con olor a oveja". Paz y Bien.

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