El medio y el ambiente

Palabras que no usamos

Una de las formas de no olvidar las palabras es leyendo, y eso es lo que estoy haciendo con el libro "Un Mar a la Deriva"

Para comenzar, unas palabras muy usadas anteriormente, tales como: seriedad, honradez, coherencia, sobriedad y compromiso, entre otras, y que antes de continuar me voy a permitir un inciso respecto a la última, pues me ha venido a la cabeza la película del mismo título: dirigida en el 69 por Elia Kazan, e interpretada, entre otros por Kirk Douglas, Faye Dunaway, Deborah Kerr, …, en la que de camino al trabajo, Eddie Anderson intenta suicidarse y posteriormente se encierra en un mutismo que sólo rompe para explicarle su vida a su mujer: frustraciones e insuficiencias vitales, y que a pesar de "tener pasta y amante" llega a la conclusión de que su vida es más falsa que un billete de 6 euros, …" A mi me pilló en Granada y gracias a los tickets del SEU fue un éxito de público.

Ahora, sin embargo, según eldebate.es, tenemos expresiones tales como: "lenguaje inclusivo", persona "comprensiva", "empática", "sensible" y "de mundo". "lenguaje igualitario", "la nueva y la vieja política", "el derecho a decidir", "talante" (¡que santa gloria haya!), "diversidad", "democracia en positivo", "balón de oxígeno democrático", "los barones de tal o cual partido". Y sobre todas ellas: "la nueva normalidad", que no tengo ni idea de qué significa, ni nadie lo explica. El inventor de palabras de Cela, al menos daba la nueva palabra y su significado. Pero la que es el no va más es: "resiliencia", cuya primera acepción es, capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador. A éste, quiero evitarlo y sobrevivirle, pero no adaptarme a su convivencia. Eso sería un fracaso de la Ciencia. La segunda acepción la dejamos para otro día, pues da para un escrito.

Una de las formas de no olvidar las palabras es leyendo, y eso es lo que estoy haciendo con el libro "Un Mar a la Deriva" que me ha regalado su autor y amigo: Juan Torrijos. Es de las pocas ocasiones en que no he tenido que ir a "la Picasso" a comprarlo. Entre que Juan es amigo, y la Picasso tiene que vender libros, pues el asunto no está para tirar cohetes, pero yo no me voy a meter en camisa de once varas haciendo una crítica que no tengo ni idea de cómo hacerla. Lo único que digo es que lo estoy leyendo y me gusta.

Y volviendo al principio, vamos a tener algo de sobriedad, ya que debido a que hace frío en invierno, el Mercadona estaba hace unos días como "un hospital robado". ¿Qué psicosis (buena película también) tenemos de acaparación?

En este tipo de situaciones recuerdo, y procuro poner en práctica, lo que decía un buen pensador: ¡solo hay que tener miedo a tener miedo!

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