El Pingurucho

Adriana VAlverde

Paseando polémicas

El tránsito por la ciudad se hace difícil cuando apenas existen zonas arboladas que den sombra

Cada cierto tiempo el equipo de gobierno de PP en el Ayuntamiento de Almería se saca de la manga una polémica que nos desvía de los debates de peso de la ciudad: sentencias, subida de agua, atención sanitaria, etc. Ahora toca el Paseo. Desde hace años, también desde la oposición, se tiene la idea de peatonalizarlo como una forma de dinamizar el Centro y el Casco Histórico, tan faltos de proyectos ambiciosos para acabar con su desertización comercial y habitacional.

La nueva polémica viene por reducir el tráfico a un solo carril y por la puesta en marcha de un "vía coloreada" para el peatón. Sin bien es un invento provisional, la realidad es que el equipo de gobierno no ha contado ni con los comerciantes ni con los vecinos de la zona para hacer un estudio más amplio sobre las ventajas y los problemas que puedan generar estos cambios.

Y es que el Paseo de Almería soporta un gran volumen de tráfico diario, a lo que se le suma las zonas de carga y descarga, las paradas de autobús y el estacionamiento de taxis. Como viene siendo habitual, el PP no facilita la información sobre el proyecto pese a que se le ha pedido dos veces desde el Grupo Municipal Socialista. Con este oscurantismo en los temas que afectan a la ciudad y el ordeno y mando se entiende perfectamente el malestar de vecinos y comerciantes de la zona.

Todo esto viene a poner sobre la mesa dos cuestiones de fondo: la falta de la implantación del Plan de Movilidad Urbana Sostenible y la ausencia de corredores verdes en la ciudad. El alcalde no apuesta por la movilidad sostenible. Lleva años paralizando la implantación del sistema de alquiler de bicicletas y la mayoría de los diseños de los carriles dificultan su tránsito, a lo que se le añade la falta de un plan ambicioso para fomentar el uso del transporte público como un medio alternativo al coche. Para ello debería comenzar por aumentar las líneas y las frecuencias del autobús y mejorar las conexiones entre los barrios de la capital, incluido Cabo de Gata.

A esto se le agrega la ausencia de grandes espacios y corredores verdes. El tránsito por la ciudad se hace difícil cuando apenas existen zonas arboladas que den sombra en los meses en los que el calor aprieta. Si el alcalde quiere apostar por hacer de Almería una ciudad sostenible debería empezar por creérselo y poner en marcha, como mínimo, lo que ya está aprobado: el Plan de Movilidad Urbana Sostenible.

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