La Pasión según la COVID-19

La comunidad cofrade no podrá vivir entre miles de corazones el catolicismo popular, sino en la soledad

Lunes Santo, este año no percibiremos las sensaciones de otros años, no podremos decir eso de "un año más, uno menos". Este año, no podremos penetrar en los templos para vivir con intensidad participativa la Semana Santa, especialmente, el Triduo Pascual, aunque sí, podremos seguir los Oficios religiosos a través de Internet. Este año no escucharemos al Consiliario desde el presbiterio indicar a los integrantes del cortejo procesional: Hermanos, vamos a realizar la estación de penitencia, un acto estrictamente religioso, acompañando a nuestras sagradas imágenes. Este año, la protestación de nuestra fe no será pública, quedará reducida durante esas horas en los sentires internos del alma de cada cofrade. Los costaleros tampoco podrán esforzarse bajo las trabajaderas, hombro con hombro, viviendo esa oración común dirigida por los capataces; ni podrán verse a enlutadas mujeres con la mantilla española acompañando a las Dolorosas, ni visitar los Monumentos; ni resonarán las cornetas y tambores, ni se escucharán saetas, ni los acólitos revestirán sus libreas ni portarán ciriales, ni llevarán insignias, cruces o la luz del cirio de la fe. Este año, el pueblo fiel no podrá participar a pie de calle mostrando su devoción y fervor. Este año, la comunidad cofrade no podrá vivir entre miles de corazones el catolicismo popular, estaremos en la soledad familiar con la rectitud piadosa y quietud silenciosa, cumpliendo con lo que marcan nuestras Reglas como cristianos y ciudadanos, cuyos comportamientos introspectivos no restarán poder expresar el verdadero y auténtico rostro del Cristo en el que creemos firmemente, que se encuentra presente en todos los que saben que son pobres, los afligidos, los humildes, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los sinceros de corazón, los perseguidos por su fidelidad a Jesús y en los que trabajan por la paz, especialmente, ante la declaración del estado de alarma para la gestión de la crisis sanitaria COVID-19. Cuando cada cofrade cumpla su espiritual peregrinación, con unción esperanzadora elevará preces de ritual, orando un responso por las almas de los difuntos, una oración de acción de gracias por la recuperación de los convalecientes, por los que han superado la enfermedad y por aquellas personas impregnadas de heroicidad, al arrimar el hombro con pasión, sin descanso, con vocacional profesionalidad para solventar esta complicada realidad. Paz y Bien.

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