La tapia con sifón

Pasión patatera

Eso sí, la patata debe ser de calidad, como la que se cultivaba hace tiempo en el este del Campo de Níjar

La afición a la patata está extendida por todo el mundo. Su presencia en todo tipo de platos es también universal, aunque tardó mucho en conseguirlo. Pasaron más doscientos años desde que Colón y sus muchachos la trajeran de América hasta que se plantaran masivamente y se introdujeran las cocinas de Europa y, luego, del resto del mundo. No se concibe hoy una cocina sin patatas. Incluso tiempos hubo en los que sustituyó a otros ingredientes más caros y/o nobles, como en la morcilla patatera extremeña, en el turrón de Olula de Castro del tipo "blando", que en la larga posguerra lo hacían con más patata que almendra. O en los típicos papaviejos que se comían en Almería por estas fechas pascuales. Lo digo en pasado porque no los he visto en el comercio ni la hostelería. Lo que sí abunda es leche frita dura como piedra y torrijas o roscos no menos secos. Los mejores roscos fritos, como siempre, son los de El Once de Septiembre: grandes, tiernos, esponjosos.

Así que, para comer buenos papaviejos no veo otra que hacerlos uno mismo. Es fácil. Se cuecen cuatro patatas gordas (800-900 g) y se hacen puré, que se amasa con cuatro huevos batidos y medio vaso de leche. Se le añade un sobre de levadura, canela, ralladura de limón y seis cucharadas de harina (mezcle poco a poco, según vaya absorbiendo, no debe quedar muy líquida). En una sartén honda se calienta a 170º C abundante aceite de oliva virgen extra y se van echando cucharadas de masa. Al sacarlas se escurren unos segundos sobre papel de cocina y se pasan por azúcar y canela, que deben estar finamente molidas para que se adhieran bien, ya que la masa no lleva azúcar. Se puede sustituir el azúcar por estevia en polvo y el limón por naranja. Eso sí, la patata debe ser de calidad, como la que se cultivaba hace tiempo en el este del Campo de Níjar y se fue abandonado por su bajo rendimiento. Salían dos cosechas, en mayo y en diciembre, y aguantaban en casa medio año sin problemas. Son de piel clara y muy fina, casi se pelan con la mano. La carne es ligeramente amarillenta, como todas las variedades buenas para freír, aunque también funcionan divinamente para hacer puré. Ahora hay a veces algunas parecidas en el Mercado con nombres que no encuentro en ninguna lista de tipos de patata. La más parecida es la "caesar", aunque esta nuestra no suele ser muy grande.

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