Patria

Habla de cuáles fueron los motivos y los efectos de aquellas actuaciones de ETA que asolaron la convivencia

Habitualmente dejo pasar tiempo cuando anuncian un bombazo editorial. No suelo hacer caso, y la mayor parte de las veces el tiempo me da la razón. Pronto caen en el olvido y nada invita a volverse hacia ellos para proceder a su lectura. Cuando superan el filtro de los años, entonces es cuando pienso que vale la pena dedicarles mi tiempo. Sin embargo, este año que Sus Majestades de Oriente han tenido un detalle conmigo y me trajeron un libro muy recientemente editado, y con al menos cinco ediciones en dos meses, y su lectura me ha encantado. Se trata de Patria, de Fernando Aramburu. Cuajado de bastantes originalidades de estilo (utilizar el participio de presente como recurso descriptivo, o la frecuente yuxtaposición de epítetos sinónimos/antónimos/complementarios entre otras) es de una lectura fácil y, sobre todo, fascinante (por utilizar el término aplicado al cine). No obstante, lo que me ha parecido más interesante es el hacerme reverdecer el concepto de "intrahistoria" desarrollado por otro vasco, Unamuno, y que resulta de gran aplicación. Habla el libro de cuáles fueron los motivos y los efectos de aquellas actuaciones de ETA que de alguna manera asolaron la convivencia en el País Vasco. No nos cuenta grandes acontecimientos en relación con el terrorismo. Se centra en exponer cómo pudo gestarse, y sobre todo cómo pudo enseñorearse de buena parte de la sociedad vasca: hasta qué punto la presión social imponía tanto el discurso como la aquiescencia de muchos "neutrales" o no abertzales. Personajes: los presumibles, víctimas y terroristas. Sospecho que, en buena medida, los rasgos de todos ellos están sobredimensionados, sobre todo ciertas características negativas del principal etarra. Pero por encima de tales detalles, así como de su evolución psicológica, me llama la atención la exposición del clima social, la presión asfixiante sobre los individuos que les hacían participar, quisieran o no (bajo la amenaza de verse condenados al ostracismo en su propia casa, en su propio pueblo) en los distintos actos hechos a favor de los gudaris. Aquello debió ser difícilmente aguantable, lo que les forzó, como a la universidad de París, a amoldarse al oleaje para no hundirse. Esto me ha recordado las recomendaciones que me hizo un amigo vasco cuando fui a participar en la presentación de un libro, sobre qué no hacer y qué no decir sobre todo en público. Eran momentos de auge de Batasuna.

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