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Es arquitecto, pero no de casas sino de risas suaves, cada día, risas de tiras y sonrisas políticas

Es arquitecto, pero no de casas sino de risas suaves, cada día, risas de tiras, sonrisas políticas, trazos con muchas curvas, monigotes con bigotes y gafas, barbas y hoyuelos, son los amos de la noticia, que el dibuja, día a día desde 1976, cada día. 2018 menos 1976 igual a 42 años por 365 días son 15330 tiras de risas. Cada día coge el lápiz y la pluma y le da el aire a la noticia, ya saben, la noticia, el máster, el ministro, la ministra, los catalanes, los políticos, las políticas, los enormes puros de Rajoy sentado y barbado y esperando a todo el mundo, y todos en las nubes, en los barcos, en las islas, unos encima de otros, unos detrás de otros. Cada día, levantarse, mirar los periódicos, escuchar la radio, ver la tele, captar la noticia, siempre de los nuestros, los nuestros de siempre, y hacer las viñetas y los bocadillos, dibujarlos, pintarlos, mandarlos, maquetarlos e imprimirlos para que al día siguiente estén en todas las manos después de haber salido raudos y nocturnos. Pero hay más, siempre hay más. Como el pulso y el trazo se puede hacer desde cualquier sitio también está en todos los sitios y en todas las piedras, sobre todo en todas las piedras. No puede dejar de ser arquitecto aunque haya diseñado poco y dibujado tanto y el amor a las piedras del norte le lleva a pisar cada uno de sus pavimentos. Sus iglesias, sus conventos, sus catedrales, su románico. Iglesia a iglesia, o incluso ermita a ermita, viaja de una e una a dibujarlas en su papel fijado a un tablero errante y gracias a ese amor nos las ha tenido que contar, una a una, a todos nosotros en esa serie, el Románico. Pero hay más, siempre hay más, no sólo ha podido quedarse en contarlas sino que tiene que cuidarlas, restaurarlas, protegerlas y hacer grandes los pequeños monumentos de cada villa. Caminante con sombrero y lápiz, dibujante, siempre dibujante. Y claro que hay aún más, cómo no iba a recibir el premio nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales de 2018. A él, que lo ha dibujado, visto, contado y restaurado todo. Yo quiero tener los 60 volúmenes de su obra inmensa, el Románico y pisar todas las piedras y dibujar todas las iglesias, pero sólo llego a ver, sentado en mi cómodo sofá sus capítulos donde me cuenta cómo llegar, cómo ver, cómo tocar, como mirar, cada muro, cada techo, cada ábside, cada arco, cada cúpula, capiteles e impostas, arquivoltas y columnas.

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