Sin darnos casi cuenta ya estamos en medio de la canícula del verano, esa época que vuelve a la gente loca y llena de variedad y sangre las páginas de sucesos. En el mundo económico y laboral, esta semana junto con el aumento del calor conoceremos los datos de paro y colocaciones de la Encuesta de Población activa del segundo trimestre, que nos da ya un poco igual porque la reedición de las restricciones y como eso pueda afectar al empleo, empezó en julio.

Al tiempo, en Japón hay olimpiadas, y aquí, la competición de los pueblos ibéricos consiste en ver qué Comunidad ofrece la medida más imaginativa -aunque no necesariamente eficaz, que es una preocupación menor- ante la quinta ola. Vamos desde un toque de queda por edades en Vitoria (mi sobrino vacunado podrá salir por la noche, aunque sin tomar nada que está cerrado, a andar todo el tiempo, y dejar a su mujer en casa sin que esta pueda enfadarse, no ha recibido la segunda dosis aún), a pedir PCR para cenar en Galicia, que ya ha originado su polémica: ¿y cómo voy con los niños al restaurante, que no los tengo vacunados? Pues mire, no los lleve, deje descansar al resto de comensales. Bromas aparte, parece que el enfado va aumentando.

Nosotros, por lo que se ve, somos más prudentes y eso significará, es de suponer, un menor daño en el sector turístico. Y eso nos lleva al tema de las pernoctaciones hoteleras, que se han disparado en junio. Si lo comparamos con junio de 2020, la subida es espectacular, claro. Un 483% más de pernoctaciones. La comparación más correcta, no obstante, sería con el último año precovid, 2019. Frente a junio de 2019, las pernoctaciones en establecimientos hoteleros de la provincia son inferiores en un 51%. Veamos no obstante el lado soleado -en plena canícula, si- entre nosotros es más numeroso el turismo nacional. En junio de 2019 el 78% de los viajeros que visitaron Almería eran españoles. Este año constituyeron el 90% del total de viajeros. Veremos julio, pero es claro que el impacto de las restricciones nos afectará menos que a otras provincias. Hasta ahora, en lo que al empleo se refiere el balance anual está siendo positivo para Almería, -con sus incertidumbres- y que tradicionalmente nuestros visitantes hayan sido sobre todo españoles, permite ser optimistas en el control de daños. Y así, aguantaremos hasta el otoño, con ERTES nuevamente prorrogados, y confiando en que, esta vez, ya sí, no haya más olas.

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