Perra vida

¿Crees que los perros no irán al cielo? Estarán allí mucho antes que nosotros (R.L. Stevenson)

Recuerdo a Canelo de mis primeros años de universidad en Cádiz. Tenía un andar desgarbado y una mirada cargada de nostalgia. Cruzaba el paso de peatones que unía el Hospital Puerta del Mar con el Paseo Marítimo varias veces al día y quienes lo observábamos podríamos jurar que volvía siempre al trote, acaso esperanzado de que su amo saliese al fin del edificio. Durante años lo acompañó a diálisis y toda una vida aguardó a que cumpliese su palabra: "espérame aquí, compañero, nos vemos en un rato". Canelo se convirtió en el perro más célebre de Cádiz y su fidelidad inquebrantable cosechó una fama que trascendió fronteras. Es posible que muchos recordéis su historia.

Surgieron muchas familias que quisieron adoptarlo pero una pena inmensa, que le atenazaba cuando se alejaba del hospital, hacía que su vida corriera peligro y decidiesen devolverlo al lugar del que no se quería mover. Una asociación lo cuidó y toda una ciudad lo lloró cuando murió atropellado, recorriendo su habitual camino, once años después de que su compañero falleciese por una complicación de su patología.

Canelo es hoy un mito. Goza de una placa en su honor y una calle junto al hospital donde pasó casi toda su existencia. Un símbolo encarnado de fidelidad y amor. Pero el espíritu de aquel perro insufla aliento a todos los animales que comparten nuestras vidas. La entrega incondicional que las mascotas hacen con nosotros, sus humanos, se me antoja inmensurable. En un mundo donde siempre andamos calibrando pros y contras, en una sociedad donde constantemente nos agreden y atacamos, en estas jornadas cargadas de fake news e intereses espurios resulta un soplo de aire fresco, un alivio, contar con alguien que representa el ideal de Ser: honesto, leal y auténtico. La amistad que se forja entre humanos y canes solo proporciona lecciones de bondad infinita y respeto.

Hay una leyenda china que describe la creación del mundo. Cuenta que, tras un tiempo de convivencia y aprendizaje mutuo, comenzó a abrirse una fisura que separaba el reino de los hombres del de los animales. En el último momento alguien saltó de un lado a otro de la grieta. El perro decidió pasar el resto de sus días junto al ser humano.

Es un bonito cuento para contar una noche a nuestros pequeños. Puede que así entiendan por qué sus perros representan la esencia de la lealtad en busca de una causa, una razón para vivir que siempre eres tú.

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