La tapia del manicomio

Pesimismo porque toca

Hay motivos serios para el pesimismo, pero hay una sensación de que esto no tiene posibilidad de arreglo

Parece que la opinión pública mundial se mueva por rachas. Y ahora toca pesimismo. Llevábamos ya tiempo hablando de que los jóvenes no tenían futuro, pero ha llegado el momento en que la opinión es que los viejos tampoco lo tenemos. Alguien objetará que los viejos nunca han tenido futuro, por definición, llámense viejos, mayores, de cierta edad o como se le ocurra al próximo mixtificador del idioma. ¿Cómo que no tienen futuro? La expectativa hasta ahora era un cómodo asilo con sala de tele y una pensión que ya quisieran para sí los jóvenes parados o "quinientoseuristas". Sin embargo, las expectativas de los jóvenes actuales empeoran más si cabe al no tener ya ni la esperanza de que cuando sean viejos podrán partir su pensión con sus nietos.

Hay serios motivos para el pesimismo: el "brexit" y el Trump. Pero hay en el ambiente una sensación de que esto no tiene posibilidad de arreglo. Como si la única esperanza que tuviéramos fuera la de de empeorar. Como si todo fuera irreversible. Hay que preguntarse por qué la sociedad parece como si no tuviera otra cosa en qué pensar que en lo más negativo. A lo mejor es una consecuencia más de haber salido de la crisis. Lo grave es que se ha corrido la voz -cochino Internet- y todo el mundo ya piensa lo mismo. Cui prodest? Si la previsión es que todos vamos a salir perdiendo, alguien saldrá ganando. Porque siempre hay quienes se benefician hasta de los mayores desastres, como Trillo, que se fue de embajador a Londres sin ser diplomático, "gracias" a la muerte innecesaria de sesenta y dos compatriotas bajo su mando.

Pero a pesar de la ola de pesimismo, la verdad es que ahora estamos mejor que hace unos años: la economía mundial crece otra vez de forma razonable, el hambre en el mundo disminuye, China y la India han reducido la desigualdad entre las personas, lo que repercute en la media mundial ya que son la mitad de la Humanidad; las grandes enfermedades están controladas; y tampoco las guerras que sigue habiendo le llegan a la suela del zapato a las del siglo XX. Entonces, ¿por qué es tan general el pesimismo? Sabemos que las expectativas condicionan la realidad y así, el pesimismo puede provocar un empeoramiento de la realidad futura. ¿O es que entre Trump y cuatro ingleses nos van a joder a todos de una tacada y en cuatro días?

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