Pesimismo

Desde siempre me había considerado una persona optimista, pero de pronto siento que las circunstancias me oprimen

El director del periódico tuvo a bien concederme un mes de "vacaciones" (cómo le pillaría el cuerpo) durante el mes de agosto sin merma en el sueldo. La verdad es que me ha venido muy bien porque he podido dedicarme durante este mes a la recogida de la almendra y a otras labores del campo. Pasado ese tiempo de indulgencia parcial, vuelvo. No obstante, no estoy muy seguro de aguantar toda la temporada. Estaré mientras pueda y mientras crea que sirvo para algo, y llegado el momento diré adiós. Son ya muchos los años que he estado colaborando con este "mi" periódico semana a semana y puedo vanagloriarme de no haber faltado ningún jueves a la cita. Hay, según eso, ciertas razones subjetivas (entre otras, la edad) para decir que estoy algo cansado. Aunque a esas razones subjetivas tendría que añadir la existencia de otras objetivas. Podría sistematizarlas en dos tipos. Por una parte me siento extraño conmigo mismo. Desde siempre me había considerado una persona optimista, pero de pronto siento que las circunstancias me oprimen, que el mundo que me rodea no me da muchas razones para ver que haya muchas salidas. No creo que haga falta enumerarlas porque están en la mente de todos (supongo). Desde las pandemias hasta la guerra, pasando por las graves crisis económicas derivadas de ella, hay asideros negativos a los que recurrir. Añádase la penosa situación del panorama político, en el que priva la ambición, el ansia de poder y la destrucción del adversario para beneficio propio, y el panorama se enrarece más todavía. Y terminaría diciendo que, en general, la actuación de los medios, del "cuarto poder", que deberían dedicarse a aclarar las cosas y ponerlas no ya en su justo medio sino en posiciones alejadas de los extremos, no cumplen con esa función, salvo en muy raras excepciones. Más bien, actuando de manera sectaria, solo sirven para servir a determinadas facciones políticas con entrevistas y relatos, que no noticias, tendenciosos. Siendo, entonces, el panorama tan oscuro ¿qué puedo hacer o decir yo que sirva para algo? ¿Hacer de altavoz de las malas noticias y contribuir al desaliento de los que se están esforzando? ¿O seré, tal vez, uno más de los que están alejados de la objetividad y estoy al servicio de algún o algunos poderes? No me gusta lo primero, y menos aún lo segundo. Tendré que seguir pensando en qué puedo y debo hacer y tomar una decisión.

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