Opinión

josé Manuel / bretones

Piedras y bicicleras

MIENTRAS la provincia padece una tasa de paro inadmisible, espera aletargada la conclusión de las infraestructuras a medio construir y los partidos mayoritarios se pelean por cuestiones nimias, dos administraciones públicas nos sorprenden con acuerdos de risa; de mucha risa. Por un lado, el Ayuntamiento almeriense de Gádor ha resuelto prohibir el lanzamiento de piedras dentro del término municipal. La multa a quien desobedezca las señales instaladas en varios parajes del pueblo ascenderá a 150 euros; según la teniente de alcalde, Lourdes Ramos, alguien se dedicaba a tirar piedras como diversión y Gádor es "una zona habitada donde viven personas". Esta normativa me recuerda a una creativa actividad escolar de los niños de Primaria, que trata de inventar señales de tráfico que ellos, en su concepto del mundo, consideren útiles. He visto dibujadas señales tan originales como las de precaución por aproximarse a un recinto de conciertos al aire libre donde el artista que actúa puede distraer al conductor si canta mal; la de prohibido cazar medusas porque pican o una señal cuadrada de información advirtiendo que el conductor se aproxima a una zona de insectos y los bichitos pueden morir aplastados en el parabrisas. Si la edil Ramos hubiese participado en esa actividad infantil con "prohibido lanzar piedras porque es una zona habitada donde viven personas" habría sacado, seguro, un "ampliamente superado", que es como ahora califican a los pequeños.

Por otro lado, la consejera comunista del gobierno del Susanato, Elena Cortés, ha parido el Plan Andaluz de la Bicicleta (PAB), que prevé gastar 421 millones de euros en construir una red de 5.139 kilómetros de vías ciclistas en Andalucía. Va a ser verdad lo que denunciaba el portavoz de Infraestructuras del Partido Popular en la región, Jaime Raynaud: " la Junta quería sustituir el vuelo entre Almería y Sevilla por un carril-bici"; tanto kilómetro no es sino para que lleguemos a Huelva, Córdoba o a Cádiz pedaleando por el Puerto de la Mora. El objetivo del plan de esta lumbrera no es otro que "promover el crecimiento sostenible y la economía verde y avanzar hacia un nuevo modelo productivo"; es decir, que viajemos en bicicleta como los vietnamitas o los chinos pobres y desterremos los contaminantes vehículos a motor. Pero, eso sí, nada dice de su coche oficial que se lo pagamos entre todos.

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