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Afincado en el ahorro supremo el ciudadano almeriense no es proclive a pagar por aparcar

El apocalipsis será la recesión o no será. Afincado en el ahorro supremo el ciudadano almeriense no es proclive a pagar por aparcar. El principal problema que tiene un almeriense para ir a cualquier parte es si podrá o no podrá aparcar. Aparcar gratis, damos por supuesto. La ciudad con más superficie de aparcamientos subterráneos del mundo por metro cuadrado (hagan la cuenta si creen que exagero) tiene problemas de aparcamiento. Tiene problemas para para que los ciudadanos suelten un euro por aparcar. Sepan ustedes que en Almería jamás tendrán éxito dos cosas: a) un bar que no ponga tapas. b) un aparcamiento que pretenda cobrar. Este axioma se incumple notoria y parcialmente con determinados aparcamiento muy céntricos. En el entorno del Paseo de Almería hay exactamente 11 establecimientos de aparcamiento subterráneo de número de plazas y superficie variable y yo que soy un raro que los utiliza frecuentemente, constato que pocas o casi ninguna vez me los he encontrado completos. Eso sí, tienen un tránsito más o menos fluido, al contrario que el resto de los aparcamientos subterráneos existentes en zonas más alejadas del centro, que languidecen en el vacío existencial. Y ahora resulta que el problema que también languidezca comercialmente el centro de la ciudad va a ser el problema de aparcamiento. El problema es que el primero se hace crecer la ciudad en el extrarradio mediante megacentros comerciales, después las grandes marcas se van a dichos centros y luego vienen los mismos que hicieron crecer la ciudad hacía el extrarradio comercial a hacer fiestecitas para no ver morir la actividad comercial en el centro de la ciudad. Fiestas sorpresa, media hora de aparcamiento gratis con cada compra de 20 euros, globos, noches en blanco, noches en negro, actuaciones, sorteos con cada compra de 25 euros, nuevos inquilinos que quieren hacer rentable lo que no hicieron rentable las supermarcas. Marcas que La quieren vender doblada ante el estupor y reclamación de caseros. Yo iré al centro como un señor y derrocharé 2 euros en un aparcamiento de pago, me cortaré el pelo al increíble precio de 11 euros, compraré el mejor café selecto por 3 euros, me gastaré 4 euros en leer dos periódicos del sábado, iré a la tienda de tebeos de segunda mano y me gastaré 5 euros, iré a la librería Picasso y me gastaré 10 o 15 euros. Son cosas que sólo los multimillonarios como yo podemos hacer.

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