La tapia con sifón

Plancha almeriense

Y la llamo dorada porque fue cuando se extendió la costumbre de incluir tapa con el vino y la cerveza

Vuelve un clásico de la plancha almeriense. Se trata de El Bombón, que estuvo en la carretera de Málaga, frente al puerto, formando parte de un grupo de bares de plancha y pescado fresco que, en los años finales del siglo XX y primeros del XXI, estaban en pocos metros: Los Sobrinos, Lyon, El Ancla y el citado Bombón. En ese grupo se podían incluir además el bar Pavía, en la plaza del mismo nombre, y el Cocedero Puerta del Mar dentro del puerto pesquero. Todos han desaparecido excepto Los Sobrinos, que tampoco está a la altura de lo que era en aquellos años.

Que la apertura de un bar con plancha sea noticia, indica lo poquito que nos queda de lo que fue uno de los dos pilares en los que se edificó la fama de nuestros bares de tapas en su época dorada. Llamo época dorada de la tapa almeriense a la que va desde los primeros años sesenta hasta mediados de los ochenta. Y la llamo dorada porque fue cuando se extendió la costumbre de incluir tapa con el vino y la cerveza; y porque la oferta se basaba en la cocina casera y en la plancha. El éxito de la fórmula hizo que se extendiera incluso a cafeterías del centro, no solo a todo tipo de bares y tabernas. Son memorables los guisos de Casta Tébar, El Disloque, La Urcitana o Casa Pascual, y las planchas de Lupión (marisco al peso), Real (almejas), Puga... por recordar sólo alguno de los más antiguos; la lista completa sería interminable. A los interesados en esta historia les remito la que conté en la Guía de Gastronomía de Almería (I.E.A., 2012). Ahora volvamos a la actualidad. El Bombón, como decía al principio, ha reaparecido en Pablo Iglesias, 14, de la mano de las hijas del patrón. Como lleva poco tiempo -abrió el cuatro de abril- no me extenderé mucho. Habrá que confirmar la primera impresión, que es muy buena, desde luego. El pescado es fresco, eso salta a la vista y al paladar. Tienen clásicos de aquí como bacalaíca, brótola, caballa, jibia de verdad (en vez de habitual "potón"); incluso gambas y cigalas. Y una anchoa de calidad, de las que en otros sitios cobran aparte y bien cobrada. Lo que más me impresionó de lo poco que he probado hasta ahora es un hermoso filete de caballa de impecable frescura, hecha pero jugosa, sin pasarse ni un pelo de cocción…una plancha como los dioses almerienses mandan. La manzanilla es fresca y está fría. Roguemos porque se mantenga el nivel.

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