La cuarta pared

Plano horizontal plano

Lógica que se lleva repitiendo con el paso de los años, desde la Acrópolis griega, pasando por la ópera de Sidney

La alegoría del inicio de la arquitectura fundamentada en la naturaleza tiene como máximo exponente la teoría de la cabaña primitiva. A mediados del siglo XVIII, Marc-Antonie Laugier teorizó acerca de como podrían haber sido las primeras estructuras realizadas por el hombre, y como no, serían troncos de madera dispuestos de forma tectónica para generar una cubierta, un techo que nos protegiese de la intemperie y que a su vez nos permitiera salir de las cuevas formando así nuestros asentamientos donde más nos interesase, bien sea por temas climatológicos o de recolección de los recursos necesarios para el próspero desarrollo de la vida humana.

Estas estructuras de elementos lineales generarían una serie de pórticos que darían lugar al origen de los templos y posteriormente al desarrollo y perfección de los órdenes clásicos. De esta manera se centra el estudio de la historia de la arquitectura desde el punto de vista material. Cómo el hombre utilizó su inteligencia y los recursos naturales que disponía para su propio beneficio. Cómo ensamblando cinco palos se puede construir una choza que sea habitable para nuestra especie.

Sin embargo, nunca se ha hecho especial hincapié en la limpieza y desbroce del terreno antes de levantar estos troncos. Es de sentido común suponer que se buscaron los asentamientos más interesantes y con ello no sólo me refiero a la posibilidad de plantar trigo o legumbres, sino a la lógica aplastante de conseguir una superficie plana antes de colocar el primer palo. Lógica que se lleva repitiendo con el paso de los años, desde la Acrópolis griega, pasando por la ópera de Sidney o la tienda de campaña de un camping.

Hoy en día existen infinidad de estrategias de arquitectura para dar servicio a nuestras demandas sociales. Algunas se adaptan al entorno inmediato, otras proponen nuevas formas de relaciones, algunas se centran en transmitir emociones a través de los espacios, pero todas ellas entienden como anda o como se sienta una persona y esto que parece una banalidad es fundamental para uno de los tres pilares de la arquitectura, la utilitas.

Realmente este planteamiento de una superficie plana como punto de partida va más allá de una cuestión funcional, se ha demostrado que la horizontalidad nos transmite paz y serenidad. Quizás sea porque evoca al horizonte infinito del mar o bien porque nos transporta miles de años atrás, cuando los primeros asentamientos plagados de paz hicieron prosperar nuestra especie.

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