Más Platón y menos hashtags

Tal y como ya escribiera el filósofo griego Platón: "Las almas vulgares carecen de destino"

Desde que llegó a Almería Platón buscó una nueva caverna. La que tenía ya no le era útil, y tampoco le servían la versiones que había sufrido esta a lo largo la historia. El objetivo era demostrar que a veces lo que llega a nuestro conocimiento no es real sino sombras o apariencias manipuladas por otras personas. Y es un gran riesgo. Ya lo dijo Sócrates en un dialogo con Glaucón: el conocimiento y la educación pueden ser peligros si no vienen de la fuente adecuada. Por todo ello Platón se puso a buscar caverna por la ciudad almeriense. Primero fue al Puche. Tal vez allí encontrase una oquedad atractiva para hacer su demostración. Pero al llegar unos ojos esquivos le amedrentaron y decidió irse de allí a prisa. Al poco se fue a un centro comercial con la esperanza de abrir una administración de lotería. Esa falsa venta de la felicidad le servía perfectamente para sus intereses. El dinero era una buena caverna. No obstante tuvo un problema con el pasaporte y no le concedieron un préstamo. Después de eso fue a la sede de un partido político y preguntó si podrían darle cobijo. De esa manera, y elevado a dirigente, podría exagerar los abusos del poder y mostrar la caverna que representa el partidismo para nuestra sociedad, alejada ya de la moral y la virtud. Pero el secretario provincial se rió a carcajadas y mandó que lo echaran. Así pues, desesperado, deambuló cabizbajo por la avenida del Mediterráneo. ¿Dónde podría encontrar una caverna? -Pensaba-. Sin embargo casi al final, al ver un cibercafé, tuvo una idea. La mayor caverna actual es la sociedad digital: está llena de sombras y de manipulación; no es posible educar ni alcanzar las ideas. Habida cuenta de lo dicho, era la caverna ideal para su demostración. Por eso construyó allí mismo una página web crítica para poder mostrar las sombras de las webs, redes, gobiernos, empresas, etc. Su web pretendía arrojar luz a la oscuridad y ofrecer un conocimiento cierto a todos los esclavos digitales encadenados al Me Gusta, a las Posverdades y a los Fakenews. La humanidad vivía la era de la ficción (no de la comunicación). Todo cuanto acontecía atendía a los intereses de personas que se ocultaban en las sombras. Al hacer esto Platón se sintió orgulloso. Y hasta se le ocurrió una nueva identidad para gestionar su caverna digital: Julián Assange. Entonces lo puso todo en marcha.

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