La Resistencia

Luz Belinda Rodríguez

Parlamentaria andaluza por Almería

Pobreza energética

El miserable sueldo, la exigua pensión o la paupérrima prestación por el ERTE no dan para más

La blanca estampa de la nieve cubriendo buena parte de la geografía nacional ha caído como un regalo para prolongar la Navidad. Ninguna tecnología supera en eficacia a la combinación trineo más muñeco más pelotazo de nieve como entretenimiento infantil. Ninguna aplicación embellece tanto las fotografías de nuestros pueblos. La nieve levanta el ánimo de los españoles.

Pero eso siempre que, al regresar a casa mojado y con el frío metido en los huesos tras disfrutar de la nieve dispongas de una ducha caliente y de un calefactor. No es pedir mucho, pero es que, en plena ola de frío, con unas nevadas que en muchos lugares de España costaba recordar, miles de familias no van a encender la calefacción porque no pueden pagarla. Así de simple. Así de duro.

Con las doce campanadas que despedían el año la factura del Gas Natural se encarecía un 7%. Solo 7 días después, mientras veíamos caer los primeros copos, el precio de la electricidad alcanzaba el precio más alto de la historia en España. Así que, a la tortura física del frío, miles de familias españolas le añadirán la tortura psicológica de tener al alcance de la mano el interruptor de sus calefactores, pero tener que renunciar a encenderlos para poder pagar la comida, los pañales del bebé o la factura del dentista. Hay que elegir. El miserable sueldo, la exigua pensión o la paupérrima prestación por el ERTE no dan para más. Esto es a lo que se llama pobreza energética. La pobreza de toda la vida, vamos.

En España pagamos el gas y la electricidad más caros de Europa antes de impuestos. Esto era justo al contrario en 1975, cuando teníamos la electricidad y el gas más baratos del continente. ¿Cómo hemos llegado a esto? Nos lo explica el Catedrático de Economía Roberto Centeno: "La razón de esta monstruosidad tiene su origen en la infausta Transición y en la connivencia entre las oligarquías política, financiera y empresarial para repartirse España como si fuera un solar, y que en la energía se concretaría en la entrega a la oligarquía empresarial de los activos públicos petroleros y gasistas a un precio irrisorio y en la sustitución de los monopolios públicos con precios regulados por monopolios privados con precios libres".

Desgraciadamente, nada de esto figura en la agenda del "gobierno de la gente".

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