¿Poderes ocultos?

Nunca hubo en España un gobierno tan protegido y mimado como el de Pedro Sánchez

Uno de los grandes errores de Mariano Rajoy, cuando fue presidente del gobierno en 2011, fue su negativa a explicar por qué tuvo que aplicar un severo programa de recortes y de subidas de impuestos. Si hacemos memoria, Hacienda llegó a elevar el IRPF hasta el 19%, de modo que cada nómina recibía mensualmente un tajo descomunal. Y después vino la aprobación del mayor recorte de gasto público que habíamos conocido. Rajoy nunca quiso explicar por qué tuvo que tomar estas medidas. Imagino que se lo exigió la Unión Europea, que amenazaba con enviarnos a los tétricos "hombres de negro" y con imponernos un programa de recortes salvajes. Pero él nunca dijo nada.

En realidad, Rajoy evitó que la UE nos impusiera unas medidas tan drásticas como las que le habían impuesto a Grecia, donde los jubilados llegaron a pasar hambre física. ¿Por qué Rajoy nunca explicó estas cosas en un estudio de televisión? ¿Por qué no nos dijo que si no imponía este plan de recortes la UE nos exigiría recortar las pensiones en un 30 o un 40%? ¿Por qué se calló? Es un misterio, que supongo que tiene que ver con el terror patológico que tenía Rajoy a todo lo que fuera "hacer política". Pero eso le perjudicó. Y también propició que todo tipo de cantamañanas -empezando por los güayomings y los jordiévoles- le acusaran de ser un psicópata que actuaba por puro sadismo. Rajoy tenía argumentos para defenderse, pero no quiso usarlos. Un enigma.

Pedro Sánchez ha tenido, comparativamente, muchísima suerte. La UE, que ahora está gobernada por unos dóciles burócratas que han adoptado la ideología woke como religión oficial del Estado, le han aceptado cosas inimaginables, como que gobierne con el apoyo de partidos que defienden la disolución del Estado y que han tomado parte en toda clase de iniciativas anticonstitucionales. Que yo sepa, España es el único país del mundo en el que se gobierna con el apoyo parlamentario de grupos políticos que defienden la disolución del Estado. Pues bien, esta clamorosa anomalía no ha suscitado una sola queja por parte de la UE y sus celosos burócratas, tan preocupados por la descarbonización de la economía o el iliberalismo de Polonia. Muy bien, fabuloso, pero por favor, que nuestro buen Frankenstein no se haga la víctima de los poderes ocultos. Nunca hubo un gobierno tan protegido y mimado como el suyo.

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