Opinión

Joaquín Pérez de la Blanca

Política de vivienda

Por todos es conocida la realidad que vive y sufre cualquier español con una edad comprendida entre los 18 y los 40 años para emanciparse y acceder a una vivienda. No hace falta ser avezado para percatarse de los factores que entran en juego en este escenario: de un lado, el mercado de la vivienda y, de otro, el mercado laboral. Resulta imperativo una mayor oferta de vivienda que pueda satisfacer y quitar presión al precio del alquiler, además de una mayor protección de los propietarios que deciden sacar su propiedad al mercado, y, por supuesto, la creación de empleo para garantizar la cobertura de las necesidades que implica emanciparse.

Por parte de las Administraciones Públicas se están llevando a cabo diversas políticas para tratar de proporcionar ventajas tangibles a aquellos que traten de acceder a una vivienda, si bien haremos un esfuerzo por olvidar aquellas que apenas tienen influencia real sobre la gente y que responden a simples campañas o acciones publicitarias. ¿Recuerdan ustedes la campaña de las "keli finder"? Pues eso.

La nueva medida puesta en marcha desde el Gobierno Central con el denominado "Bono Joven de alquiler" proyecta una ayuda de 250 euros al mes para sufragar gastos de alquiler a un sector de la población comprendido entre los 18 y los 35 años de edad que reúna unas características concretas tales como el límite de ingresos (3 veces el IPREM) o los topes de precios de renta que marcan las bases.

Es la misma cuantía de las ayudas que concede el ayuntamiento de una ciudad media como la nuestra, a pesar de no constituir esta una competencia directa. Además, para este ejercicio se ha ampliado la previsión presupuestaria en esta materia y se ha flexibilizado el criterio de empadronamiento para los estudiantes, a quienes les bastará acreditar que se encuentran matriculados en la universidad. Se trata de animar a la gente, joven en su mayoría, a que se independicen y a que residan en el centro, revitalizando y animando el caso histórico de nuestra ciudad. Pocos municipios apuestan tanto para facilitar y garantizar el acceso a la vivienda para sus vecinos como Almería. De hecho, espero y deseo que la próxima línea de ayudas beneficie a muchos almerienses, cuestión que difícilmente habría sido posible, o al menos con tanta celeridad, si no contáramos con unos presupuestos para este 2022. Motivo por el que me siento especialmente satisfecho, porque si hay algo a lo que no debemos contribuir, además de a paralizar la actividad de la ciudad, es al acceso de ayudas y partidas para aquellos que más lo necesitan. Y ahora más que nunca, debemos estar unidos.

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