Libertad Quijotesca

Políticos deshumanizados

La mentira como forma de hacer política evidencia la perversidad moral de nuestros políticos

Tomo prestadas las palabras de la mítica María Félix: "A los políticos no se les puede dar ni la punta de un hilo, porque se quedan con todo el carrete". Aguda La Doña. Como el título de una de sus legendarias películas, a los españoles parece que nos han acorralado en el Peñón de las Ánimas. En general, los actos de los políticos españoles se definen por una galopante y siniestra deshumanización. Queridos lectores: nunca existió el Comité de Expertos para gestionar la pandemia del Covid-19. Se les habrá perdido por alguna cloaca. No obstante, se tira de la cuerda y como aparentemente no se rompe, aquí no dimite ni el apuntador. Claro que, para dimitir hay que ser personas responsables, con moral y respeto por los ciudadanos. Iván "El Terrible" diseña más propaganda, y a fustigar a los ciudadanos de sol a sol, y los días de nublado, también. La mentira zarrapastrosa es una forma de hacer, ser y estar en la política. Demencial. Los ciudadanos les importamos un comino. Los mismos que nos levantamos cada día para trabajar y cuidar de nuestras familias con la esperanza de vivir sin que falte la dignidad en el presente, y por supuesto, en el futuro donde vivirán nuestros hijos. El bien tan lejos del mal. El miércoles 29 de julio vi la sesión de control al gobierno en el Congreso de los diputados-disputados. Señorías: son ustedes una decepción constante, con alguna honrosa excepción en verso libre que no leen en sus partidos. Lo mismo para los 17 parlamentos autonómicos-autobombicos. ¿Sabe la gran mayoría de ustedes lo que sucede en la vida de los españoles a pie de calle? ¿Les preocupa algo más que ir bien posicionados en la próxima lista electoral? Del presidente del gobierno, al último concejal de esta antigua y vivida Nación: ¿Son conscientes de lo que supone la ruina de un negocio, no tener empleo, que tu cosecha de pepinos, tomates…no valga dos céntimos, lo que cuesta salir al mar a pescar, y que te suban los impuestos? Pero no nos podemos engañar; todos tenemos nuestra parte de responsabilidad en este desastre. A los corruptores y los corruptos no se les puede tolerar su comportamiento. Hemos permitido una maquinaria de partidos donde para ser político, responsable público, no se requiera calidad moral ni el bachillerato. Pésima costumbre no exigirles responsabilidades por mala gestión. Tolerar la mentira es suicidarnos como Nación.

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