La Resistencia

Luz Belinda Rodríguez

Parlamentaria andaluza por Almería

Postureo parlamentario

Si nos metemos a analizar la tarea de las comisiones del Parlamento de Andalucía la cosa ya es de risa. O para llorar

El parlamento es el templo de la democracia. Democracia es sinónimo de libertad. Luego, quien critica al parlamento, es enemigo de la libertad. Este silogismo tramposo actúa como un tapón para las ideas, impide la necesaria crítica y dificulta el desarrollo de nuevas y más certeras formas de representación política.

Siento la irreverencia, pero alguien tenía que decirlo: la mayor parte de la actividad parlamentaria es postureo. Actividad sin trascendencia alguna para la vida de los españoles. Salvo por lo costosísimo de su sostenimiento, que ¡vaya si influye! en forma de desaforados impuestos.

El legislativo apenas legisla. Y menos mal. Pese a la hiper regulación que padecemos -ni en los regímenes canónicamente totalitarios estaba tan reglamentada la vida ordinaria- la mayor parte de las iniciativas parlamentarias no son leyes, sino que no pasan de ser declaraciones de buenas intenciones sin capacidad de obligar al ejecutivo.

El Parlamento de Andalucía insta al Consejo de Gobierno, para que, a su vez, inste al Gobierno de España; para que, en su caso, inste a la Comisión Europea, para que… Ya la fórmula anticipa que el contenido de la propuesta no va a llegar a ningún lado. Pues así se formulan mociones y propuestas no de ley, de las que se aprueban o rechazan de cuatro en cuatro cada pleno, después de impostados debates. Junto con las mociones y las propuestas no de ley, consumen buena parte del tiempo de cada pleno lo que pretenciosamente se denominan iniciativas de control al gobierno. Ristra de preguntas que los grupos parlamentarios lanzan al presidente y a los consejeros -las de la oposición para intentar pillarles en un renuncio, las de quienes sustentan al gobierno para facilitar su lucimiento- y que los destinatarios contestan con formulismos. Garantizan que cada grupo alimente de contenidos audiovisuales las redes de su partido.

Y esto son los plenos, que es la liturgia parlamentaria por excelencia. Si nos metemos a analizar la tarea de las comisiones, la cosa ya es de risa. O para llorar. Me refiero a las que se reúnen tras haber sido constituidas, porque algunas ni se reúnen, aunque sus miembros cobran cada mes interesantes complementos en sus nóminas por presidirlas. Esto es postureo, impostura, teatrillo, palabrería… Y no está el horno para bollos. Ni para perder el tiempo, ni las energías, ni el dinero de los españoles.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios