Carta del Director/Luz de cobre

Presupuestos creíbles y ejecutables.

Las inversiones del Estado en la provincia en los Presupuestas Generales para 2022 no son las que necesita esta tierra

LOS Vencejos es la última novela del autor de Patria, Fernando Aramburu. En ella, un profesor de instituto decide poner fecha a su suicidio un año después. La decisión -no teman, que no les voy a destripar el libro- le da pie a relatar con crudeza, a veces con descaro, dosis de humor y política incorrecta su paso por la tierra y la huella que pretende dejar. La historia deja a un lado cualquier dosis de buenismo y nos aleja de una sociedad, como la que nos ha tocado vivir, en la que la prudencia nos lleva con frecuencia a no llamar a las cosas por su nombre, por aquello del qué dirán, qué pueden pensar de nosotros o, lo que es peor, el miedo a que las redes se ceben contigo y no seas capaz de levantar cabeza.

Les cuento todo esto pensando en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) que el Gobierno de Pedro Sánchez acaba de presentar y en las inversiones e influencia que pueden tener para la provincia. Un análisis sosegado, cuando ya han transcurrido tres semanas desde que conocimos las cifras, me permite ser directo, dejarme de medias tintas y ser tan claro como el protagonista de Los Vencejos, en la creencia de que edulcorar las ideas y los pensamientos sólo me lleva a distracciones y alejarme de la verdad, mi verdad, claro está.

Las inversiones del Estado en Almería en 2022 no son las que necesita esta provincia. Además de bajar de forma considerable el gasto, nos encontramos con que se olvida de muchas de las necesidades que aún hoy tiene esta tierra de luchadores, de innovadores y de hombres y mujeres capaces de sobreponerse a la desidia de los distintos gobiernos y haber hecho de Almería un lugar de prosperidad.

La gran apuesta del Gobierno de Pedro Sánchez es el AVE. En torno a 250 millones de euros, que pocos o nadie se cree que vayan a invertir, cuando un año antes la cifra casi se triplicaba y las obras han estado paradas hasta hace unos días. Parece que ha regresado alguna máquina, un carrillo de mano (ironía) y algún albañil para dar sentido a las palabras de la Secretaria de Estado y contentar a aquellos que presionan un día sí y otro también.

Se han olvidado de que además de las comunicaciones por tren Almería sigue necesitando agua. Un agua escasa y que estaba en la anegada desaladora de Villaricos hace casi una década. Y que ahí sigue durmiendo el sueño de los justos, a la espera de que aquellos que rigen nuestros destinos dejen de una vez de mirarse el ombligo y se preocupen de los problemas de la calle, de las cosas de comer.

Con estos mimbres pocas cestas se pueden hacer, pese a quienes un día sí y otro también se empeñan en convencernos de lo contrario, con informaciones enlatadas como si caviar de beluga se tratase, cuando al final lo que nos ponen para degustar no deja de ser una lata de sardinas y, para colmo, en aceite de girasol.

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