Carta del Director/Luz de cobre

Primarias en la capital, quien gana y quien pierde

Nadie se cree que el “abrazo del oso” que se dieron Adriana Valverde y Carmen Aguilar sea un borrón y cuenta nueva en el PSOE

Alguien puede pensar que el título de este artículo es una obviedad. Hasta es posible que así sea. Cierto es que las primarias del PSOE de la capital para elegir candidato a la alcaldía las ha ganado Adriana Valverde y que las ha perdido Carmen Aguilar. Ahí tienen la respuesta a lo obvio. Si más.

Pero no es ese el objetivo de este escrito como podrán comprender. Aquí no se trata de narrar algo ya acontecido sin ir un paso más allá, que es la intrahistoria de lo ocurrido y las ramificaciones que todo puede tener a posteriori. Lo crean o no, la guerra fratricida entre socialistas continua y lo que acabamos de vivir no es más que otro capítulo de una lucha entre hermanos, en el que se han vuelto a medir fuerzas. Nadie se cree, y mucho menos los protagonistas de este embrollo permanente, que el “abrazo del oso” que se dieron Adriana Valverde y Carmen Aguilar sea un borrón y cuenta nueva.

Vayamos por partes. Lo primero que hay que dejar claro es que esta batalla fue un intento más de la dirección provincial, ahora liderada por Juan Antonio Lorenzo, de hacerse con la agrupación de la capital a través de la candidatura a la alcaldía. Es evidente que eso no ha sucedido, por lo que nos encontramos ante un nuevo y sonoro fracaso por parte de aquellos que han ido la guerra sin medir las consecuencias. Siempre he pensado que a los conflictos se va a ganarlos. Si existe la menor posibilidad de que no suceda así, mejor quédate quieto. El segundo aspecto a definir es la candidatura de Carmen Aguilar. Alguien deberá explicar los motivos que les llevan a pedirle a la concejala, que a lo largo de la legislatura ha hecho un trabajo notable de oposición, a lanzarse a los leones sin tan siquiera un látigo para tratar de alejarlos y que sus fauces no la devoren. Dicho esto, percibo cierto pánico en quienes promueven la alternativa de no ser capaces de situar al frente a la candidata primigenia en la que pensaron, que no era otra que Noemí Cruz.

Luego está el papel de equidistancia absoluta que ha ejercido en todo momento el secretario regional del PSOE andaluz, Juan Espadas, que incluso vino a Almería a bendecir el proceso, como no podía ser de otra manera, aunque la procesión y no precisamente la del Resucitado, va por dentro. La conclusión, si nadie lo remedia y tal y como están los ánimos, parece harto difícil que así sea, es que vienen curvas en la confección de la lista.

La ganadora, con el respaldo que le da la militancia y su triunfo abultado, va a exigir situar a sus peones en las casillas de salida. Los perdedores buscarán magnanimidad que difícilmente llegará, aunque no se extrañen que nos hagan comulgar con las ruedas de molino de la integración. Y luego vendrá la campaña, en la que una parte se dejará el alma y la otra se lo tomará con la calma que da el sabor amargo de la derrota.

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