La tapia del manicomio

Procesiones bajo abrigo

Pierden la parte del vacile que supone lucirse por el Paseo y aledaños, a bombo y platillo, o mejor, a tambores y cornetas

Llevan las las cofradías dos Semanas Santas perdidas.Perdidas de salir a la calle, porque este año se han puesto las pilas y han montado un sucedáneo de las procesiones: "indoor" como dicen los atletas o bajo abrigo que dicen los agricultores. Ha habido largas colas para entrar y recorrer las imágenes que, al decir de muchos, han lucido esplendentes. No es lo mismo, se pierden la parte del vacile que supone lucirse por el Paseo y aledaños, a bombo y platillo, o mejor, a tambores y cornetas. Pero como todo en la vida, esta nueva situación tiene sus ventajas: la gente a la que le interesa esto ha podido ir a ver sus santos con toda tranquilidad, sin peligro de lluvias o vientos, el tiempo que han querido. Sin necesidad de tener que estar de pie, amontonados en una acera, esperando que llegue la cruz de guía. Y no corren el peligro de que los carteristas hagan de las suyas en medio de la bulla. Las cofradías habrán tenido un considerable ahorro de velas, de limpieza en seco de túnicas y capirotes, de fisioterapeutas para los costaleros. Eso sí, habrá que ver la manera de compensar con ERTES y ayudas directas a los fabricantes de velas, tintorerías, fisios, vendedores de pipas y globos... Los costaleros quedan ociosos, pero si tienen mono se podrían dedicar a llevar a "coscos" a los fieles impedidos desde sus casas al templo.

Este nuevo sistema de procesiones estáticas también tiene ventajas para el resto de personal, entre los que nos incluimos, especialmente Javier Marías que todos los años se queja de que no puede dormir (vive en la calle Mayor de Madrid), no puede encontrar taxi y hasta perdió un avión por el mogollón que había en varios kilómetros alrededor de su casa. Eso nos pasa a los que tenemos la suerte de vivir en el centro, porque siempre joden básicamente el espacio entre el Paseo y la calle Real, que ya está de por sí saturado de bares con sus correspondientes "cuadrillas" de terrazas vocingleras.

Más ventajas: no hay que retirar todos los días varias toneladas de cáscaras de pipas, envoltorios de plástico, cáscaras de naranja, colillas, y hasta nidos de golondrinas. No se pasarán los coches diez o doce semanas derrapando en las calles alfombradas de cera. En resumen que, a la vista del éxito, deberían plantearse mantener las procesiones "indoor", por cuyo favor les quedaríamos eternamente agradecidos, como decían antiguamente las esquelas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios