Puedo prometer y prometo

Ahora, por favor, un cambio de paradigma y de rol en los sentires políticos, es la auténtica hora de la verdad

Estimados lectores,lunes día 28 de mayo, ha salido el luminoso y divino Sol para todos. Bendito sea Dios. Cuando hilvanaba estas líneas era la "madrugá" de la jornada de reflexión electoral, desconociendo cuales serían los resultados electorales. Pero por fin, por fin, ha terminado estos mortificantes días de acidez y aridez primaveral, y de compulsivas y huecas ideas políticas subasteras de marketing publicitario.

Ahora, por favor, un cambio de paradigma y de rol en los sentires políticos, es la auténtica hora de la verdad, de llevar a puro y debido efecto una excelencia y calidad en la gestión y gobernanza, aunque no estaría nada mal hacer uno o varios talleres de asertividad y motivación al cambio de conductas, sí quieren dejar algunos electos en el rescoldo de las tibiezas los endiosamientos personales y antagonismos dialécticos que desembocan en soeces.

Toca pensar en los intereses generales y sociales de toda la comunidad, sin sesgos de ninguna índole, sin vaguedades, ni lagunas significativas, desde la praxis empírica, desde el sentido común técnico, sea nacional, regional, provincial o municipal, desde una visión gubernamental estrictamente racional sin gravámenes ideológicos, sin las tribulaciones propias de una campaña política basada en esa máxima democrática expresada por el lema de la Transición política: puedo prometer y prometo.

La situación, sin saber los últimos resultados electorales, no es nada halagüeña, sobre todo porque lo percibido en las formas y en el fondo la semana pasada desde la Cámara Baja de la Carrera de San Jerónimo y en la Cámara Alta de la Plaza de España nos intranquiliza a una gran mayoría de españoles, cuyo único deseo es sobrevivir en paz y que se cumpla sin reserva alguna la Constitución Española en todo en cuanto en la misma se recoge, pero sobre todo, en relación con la unidad de España como proyecto común de convivencia, respetándose con solemnidad democrática las resoluciones judiciales.

Si en el ámbito político no se dan una tregua basada en la corresponsabilidad política y la lealtad institucional, se estará trasladando a la ciudadanía agitaciones de malestar entre unos ciudadanos y otros, lo que conllevará a acrecentar las conductas incívicas por razones ideológicas, en vez de suavizar las acritudes y desabrimientos a la mínima expresión por el bien común de toda la sociedad que solo desea Justicia Social.

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