La tapia del manicomio

Puro y puro

Cuando Miles Davis graba "soleá" en el disco "Sketches of Spain" no hace fusión flamenca sino jazz del puro

Heterodoxia, mestizaje, fusión, alianza, diálogo, aleación, mezcla…no son términos opuestos a "pureza" aunque muchas veces se intente decir que son contrapuestos. A veces esa confusión es más que intencionada pues siempre hay muchos individuos interesados en arrimar el ascua a su sardina, de modo que cuanto más emborronada esté la cosa más posibilidades tienen de pillar tajada. En el flamenco, por ejemplo, muchos identifican ortodoxia y pureza, que no son en absoluto términos sinónimos. Los que tal identificación hacen esperan que el cantaor sea un fiel repetidor de las grabaciones de los maestros antiguos. Y eso no es la pureza. La pureza es la raíz, el compás, los esquemas musicales, la pasión, arrancarse de las entrañas la comunicación con el aficionado escuchante. Y eso ocurrió el viernes pasado en El Taranto con el recital de El Pele. Como siempre ha ido a su aire, su cante no es la repetición de nadie, aunque sí se basa en esos esquemas y en esos maestros.

Y aunque las músicas resultantes -soleares, cantiñas, seguiriyas, bulerías…- no sean una copia reconocible de un antepasado, es perfectamente reconocible como flamenco, sin más adjetivos como fusión, mestizaje u otras vainas. Es como cuando Pastora Pavón o el Chaqueta (por poner solo dos de los cientos de ejemplos comprobables) cogían un cuplé o una zarzuela o un tango argentino y hacían flamenco puro. Sí, puro. Cuando Miles Davis graba "soleá" en el disco "Sketches of Spain" no hace fusión flamenca sino jazz del más puro. ¿Paco de Lucía, Camarón, Morente, Tomatito o Arcángel son flamencos puros? Pues totalmente. ¿Y copian literalmente a sus antepasados? Pues no, tampoco es fusión. Fusión es la unión de dos productos diferentes para dar lugar a uno nuevo completamente distinto de ambos: el bronce es una fusión de estaño y cobre y no se parece a ninguno de ellos. O sea, que no se hable de fusión, sino de diálogo entre músicas diferentes, independientemente de que los resultados sean de más o menos calidad.

¿Que a algunos aficionados no les gusta El Pele? En eso no nos metemos, porque el gusto es libre y personal. Pero que no se le critique porque sus soleares de Triana no sean exactamente iguales que las del Arenero. Eso no implica mayor o menor calidad y flamencura. Esto lo da la voz, el compás, la entrega, la capacidad de comunicación. Y de eso tiene Manuel Moreno para dar y regalar. Y es más flamenco que la Alameda de Hércules.

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