Libertad Quijotesca

¿Quo vadis España?

Tenemos que decir basta a la dictadura de la no existencia de España y los españoles

La absoluta maldad desgobierna España, nuestra Nación. El proyecto político que nos une a todos los españoles y nos presenta en el mundo como parte de Europa e Hispanoamérica. Nexo Iberoamericano, así como con nuestra transcendencia en el Pacífico. Ser y estar de nuestra responsabilidad civilizadora en el mundo tanto en el pasado, como en el presente y para el futuro. Imprescindible haber y tener honradez intelectual. España, nuestra democracia y libertad, están encadenadas en la sentina de galeras donde se las ha condenado a morir ahogadas por la barbarie de totalitarios nacionalistas, terroristas de bombas, o tiro en la nuca, y sectarios del clientelismo. Todos ellos odian, son incapaces de otra cosa. Odiar es el mal, y al mal se le combate no rindiéndose jamás ante la injusticia y la ignorancia adoctrinante. No hay de otra o termina por arrasarlo todo. Por eso les estorba la democracia, porque el Estado de Derechos y Obligaciones pone límites y control al poder. Entre conspiraciones de cloaca, alcantarilla y tarjetas de móvil, cabestrean un dúo de narcisos aspirantes a caudillos eternos, que están encantados de conocerse, y que sirven al dogma de que el poder es un fin en sí mismo. Abusar del poder es el epítome de la corrupción. Oligarcas del bipartidismo y sus ínsulas: he aquí vuestra gran obra. El resultado de trampear la democracia es un infame plan para descuartizar y repartirse nuestra Nación histórica, por parte de totalitarios, personas carentes de moral y cualquier atisbo de humanidad. Vividores rentistas. Tienen que destruir el idioma español, falsear y ocultar la historia, domesticar educación y cultura, sembrar odio, azuzar el cainismo, comprar votos, e imponer la más absoluta miseria intelectual y material. La dictadura infame de la no existencia de España ni de los españoles. Nación es donde se nace, recordando a Ortega, la circunstancia donde se nace. Precisamente ahí radica la más importante aportación de España a la cultura mundial; nacida de la cultura política del liberalismo español, como explica Agapito Maestre: "Nuestro mérito más encomiable es que nosotros defendemos la Nación, sin caer en la barbarie nacionalista". Hay que recordar siempre Cádiz, 1812. Los totalitarismos del proletariado o el patriciado son incompatibles con la libertad que construyen estos valores morales y su pragmatismo político. Es el camino.

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