El pasado 16 de septiembre y dentro de las sesiones del Parlamento Europeo dedicadas al Estado de la Unión 2020, la presidenta de la Comisión Europea, Sra. Von Der Leyen, intervino con un discurso titulado "Construyendo el mundo en el que queremos vivir: una Unión de vitalidad en un mundo de fragilidad", en el que planteó su deseo de que Europa salga más fuerte de la pandemia y lidere el camino hacia lo que denominó una 'vitalidad recobrada'. La presidenta de la Comisión puso de manifiesto algo que compartimos todos: la pandemia actual deja patente la fragilidad de todo lo que nos rodea y también nuestra comunidad de valores y lo rápido que puede ponerse en cuestión todo. Se mostró decidida a aprovechar los momentos de crisis para avanzar y para hacer que las cosas cambien de acuerdo con nuestra voluntad y no como respuesta a catástrofes o a lo que otros nos dicten.

Cuando observamos la complejidad del mundo actual, los intereses de las grandes potencias y las disputas entre ellas y la incertidumbre que genera un futuro que resulta difícil de predecir, nos vienen a la mente las palabras de Jean Monet, uno de los padres de la UE, hace sesenta años para defender la idea de la unión de los países europeos: "Las naciones soberanas del pasado ya no pueden resolver los problemas del presente, no pueden garantizar su propio progreso, ni controlar su propio futuro ".

A mediados del pasado siglo se empezó a diseñar una Unión que primero sería económica, de unos pocos países y para curar las heridas y como antídoto de las dos guerras mundiales que habían enfrentado a los países dos veces en un plazo de apenas treinta años. Después se fue ampliando y se pasó de una unión económica a otra también política y se amplió hasta los 27 miembros actuales, abarcando gran parte de Europa.

Es cierto que la UE es compleja, por las diferencias que hay entre los países, del norte y del sur, del este y del oeste; de los 27 hay 19 países que compartimos el euro como moneda común y 26 que formamos parte del acuerdo Schengen de libre circulación (de los que 4 no son de la UE) y hay 5 países candidatos y otros 2 que son potenciales candidatos.

Todo ello hace difícil gestionar cualquier asunto y mucho más una crisis como la económica de 2008 o la actual del coronavirus. A ello hay que unir las diferencias de los países miembros en muchos casos en materia de política exterior o de defensa. Verdaderamente la UE es muy compleja y parece casi imposible que se llegue a acuerdos beneficiosos para todos, especialmente en momentos de crisis; pero se llega, y hasta ahora cada crisis ha servido para avanzar y la UE ha salido reforzada cuando se la ha puesto a prueba; la pasada crisis económica es una muestra de ello, entonces muchos pensaban que sería el fin del euro y en estos momentos nadie lo cuestiona. También pensaban que la UE se rompería en distintos bloques y aquí sigue, si cabe más reforzada.

En el plano internacional, ante las disputas entre China y EE.UU., los intereses de Rusia, las crisis en zonas próximas a Europa como Siria, Libia, Grecia-Turquía, inmigración, etc. son cada vez más las voces que reclaman que Europa no sea un mero espectador o un actor con un papel secundario, si no un actor importante acorde con su potencial histórico, político y económico, que ejerza su influencia en el mundo y defienda sus intereses.

Para España, además, la UE no es solo un ente que facilita fondos para ayudar a superar situaciones difíciles como la actual, es un paraguas fundamental en las disputas de orden mundial y un seguro contra aventuras extravagantes internas. Por todo ello debemos confiar en la UE y esperar que su liderazgo e influencia (y sus controles) nos hagan más fuertes como país.

Un proyecto tan complejo como es la construcción de la UE se completará a lo largo de varias generaciones y será fruto de la apuesta decidida de todos los países que la forman y sus habitantes.

La presidenta Von Der Leyen finalizaba su alocución diciendo que "el futuro será lo que de él hagamos, Europa será lo que queramos que sea, así que dejemos de infravalorarla y pongámonos manos a la obra, hagámosla fuerte y construyamos el mundo en el que queremos vivir". Yo añado que, si esto se cumple, todos habremos ganado.

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