República de las Letras

DEL REY ABAJO, NINGUNO

O, como reza el título de otra de las obras de Rojas Zorrilla (1607-1648), entre bobos anda el juego.

Dije la semana pasada que la pandemia nos ha impartido una dramática lección: no era la Economía, como dijo Clinton; era la Salud. El coronavirus, ese bicho insignificantemente pequeño -tanto, que algunos científicos dudan de si será un ser vivo completo-, ha puesto en jaque la Economía mundial: el sistema no era tan sólido. Pero hay más. Mucho más. El Capitalismo ha resultado ser débil a pesar de su aparente fortaleza, que se debe más a su complejidad que a su estructura real. La política neoliberal ha visto traqueteada su poltrona y la crisis sanitaria ha demostrado que sólo el Estado es capaz de hacer frente a la descomunal amenaza, pues la sanidad privada ha sido arrollada por el ingente ataque de la pandemia. La Educación tradicional está cuestionada. La marginación de nuestros viejos ha desembocado en una enorme mortalidad en las Residencias. El descontrol del virus se está materializando en la desbocada expansión de la enfermedad en, por ejemplo, la zona sur de Madrid, la zona pobre de la otrora opulenta capital. Incluso la religión ha resultado superflua y la actitud de la Iglesia Católica ha sido la de ponerse de perfil ante el alcance de la tragedia y la inutilidad de los rezos tradicionales: es la hora de la Ciencia, no de la superstición.

A todo esto se ha unido la incompetencia manifiesta de los políticos. Lo que está pasando en Madrid -salvo que Pedro Sánchez, el único político válido de la hora presente, lo haya remediado en su reunión de ayer con la inane, la vergonzantemente inútil Díaz Ayuso-, lo de Madrid, digo, es el retrato exacto de la nulidad de los políticos en cuyas manos estamos. Y lo de Andalucía: que ahora venga la Junta a rociar con 300 millones a la provincia más castigada por la segunda ola del coronavirus no subsana su imprevisión, su falta de impulso y su indecisión en la lucha contra la pandemia por temor al coste electoral, lo que ha segado muchas vidas y ha producido un gigantesco desconcierto y miedo en la apertura de los colegios.

Y es que, como escribió Rojas Zorrilla, aquel olvidado dramaturgo del siglo XVII, en un contexto muy diferente: Del rey abajo, ninguno -ni el rey mismo, como hemos visto con el affaire del Emérito: ¡quién puede ya confiar en la Monarquía!-. Aunque, si no fuese por lo grave, lo trágico de la situación en que nos hallamos, yo preferiría más el título de otra de sus obras: Entre bobos anda el juego.

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